Capitulo 32
"Rosa o Azul"
El llanto aumentaba con cada segundo pasaba, convirtiéndose en casi alaridos desgarradores para su corazón, que aun pese al tiempo se rehusaba a acostumbrarse a aquella realidad que afrontaba desde meses atrás, abrió sus pesados parpados, tratando de adaptar su vista a la oscuridad de la habitación, comenzó a buscar algunas pantuflas para calzar sus pies y así poder salir, a aquella habitación que quedaba a solo un par de metros de la suya, trato de respirar profundamente antes de entrar, sabiendo que lo que se vendría no era mas que el comienzo de una noche mas de desvelo y lamentos.
-Y, ¿Ahora que te sucede, corazón? – Pregunto suavemente, mientras alzaba al pequeño cuerpo, de la cunita de madera oscura que combinaba perfectamente con la decoración de la habitación, el pequeño bebe se movió con fuerza de las manos de Anny, tratando de zafarse de ella… incomodo y desesperado, esta con un poco mas de experiencia que hacia un par de meses, lo abrazo con fuerza, posicionando su cuidadosa mano en la pequeña espalda, al tiempo que soplaba el rostro del bebe que acalorado estaba por la fuerza al llorar.
-Comencemos pues – Susurro, tratando de entablar una conversación con aquella personita de ojos grandes y extraños, que la observaban expectante como cada día… como cada noche, ella sonrió, tratando de mitigar el nerviosismo que aun existían en sus poco expertas manos; rápidamente introdujo uno de sus cortos dedos por el pañal del bebe para saber si estaba sucio o húmedo, al final fue lo ultimo – Vamos Fede, no te muevas y así acabaremos pronto – Le indica despacio, mientras acariciaba su abultada panza, digna de un bebe para así poder calmarlo un poco… solo un poco.
-No se a quien saliste tan activo – Comento entre pequeñas risas que fueron acompañadas por pequeños gorgojeos del bebe, que intentaba imitar el sonido de la mujer, que lo cuidaba y lo amaba de una manera desmesurada, inigualable, Anny volvió a suspirar, cuando esta vez el bebe con calma y en sus brazos, la miraba detenidamente, tratando de reconocerla, aun cuando la reconocía siempre con su sola voz… algo le dolió en el pecho.
Recorrió lentamente la habitación, como todas las noches, repitiendo el mismo movimiento, siguiendo aquellos exactos pasos que recorría cada noche, suspirando por la soledad que pese a ser un amor grande, no era exacto y pasional como lo sintió con él.
Un trueno estallo en el cielo, iluminando la oscura noche.
Tornándose todo extraño y nuevamente en penumbras se quedo Anny, recostada en el espaldar de su cama, tomo la ultima foto que se había tomado con Poncho, hacia tanto tiempo ya, un nuevo trueno retumbo en el espacio, aturdiendo sus oídos, pero avivando aun mas esa herida, abrió sus parpados nuevamente en aquella noche, decidiendo ser consciente de la diferencia del lugar que dejo meses atrás, un sollozo abrumante se atoro en su garganta.
Tuvo que correr cuando se entero, sin mirar atrás… alejándose de aquel país, que sintió como propio.
Las lagrimas caían fuertemente, tan rápido como las gotas de lluvia afuera, llenando todo a su paso en un recuerdo amargo que se resistía a ser olvidado, recordándole la estupidez cometida, callar.
El timbre desacomodo la calma del lugar, Anny se levanto rápidamente, nerviosa por la hora y, mas aun por aquel desenfrenado movimiento de su corazón, que le indicaba que algo extraño estaba por suceder, respiro profundo antes de abrir la puerta… antes de abrirle la puerta al pasado.
-¡¿Por qué me lo ocultaste?! – Estallo en un grito acusador Alfonso, sus ojos estaban llenos de ira, de una gran decepción que no se mitigaba aun al ser consciente del llanto de la mujer, que dando pasos hacia atrás, intentaba alejársele… - ¡Por que, maldita sea… dime ¿Por qué?! – Continuo, con mas enojo, mas decepción… el momento había llegado y, ella no estaba lista.
-Vete, Alfonso… - murmuro despacio, chocando su pequeño cuerpo con la frialdad del ventanal… - Vete, Alfonso… - Le pidió por segunda vez, el hombre negó fuertemente con un grito que estallo al tiempo, que en el cielo un trueno iluminaba la noche oscura.
-No, no antes de que me expliques por qué… - Una lagrima recorrió su mejilla, aun helada por el frio de la noche, la limpio rápidamente, demostrando aun la ira imperante - Que me expliques por qué te fuiste hace un año, sin decirme que estabas embarazada… - Sentencio con furia.
-¡No, no! – Comenzó a gritar.
***
Sintió como la zarandeaban suave pero continuamente, llevándola a un lugar mas cálido y seguro, abrió sus parpados por enésima vez en aquella misma noche, y aunque reacia, temiendo volver a encontrarse con la mirada enfurecida de Alfonso, trato de saber que persona estaba con ella… nuevamente era Dul, con su cabello revolcado y aquella angustia tatuada en sus gestos, tratando de que ella despertara, otra vez.
-Ya, ya… tranquila, es solo una pesadilla – Murmuro rápidamente, peinado el cabello humedecido por el sudor de Anny, esta intento sonreír, mostrando al final un gesto fino de un palpable miedo, Dul la abrazo como cada noche… - ¿Otra vez lo mismo? – Quiso saber, angustiada por la continua pesadilla que se presentaba en las noches de su amiga, desde hacia un par de meses, Anny asintió.
Ambas se observaron en silencio, sosteniendo aquella conversación que solo fue escuchada una sola vez, aun pese a que ambas sabían las exactas palabras que la otra mascullaba en silencio… esta vez Dul no guardo silencio, la abrazo de nueva cuenta, para así al separarla tomar su delgada y fría mano, tomando fuerza en aquella amistosa caricia.
-No quiero volver a lo mismo pero… - suspiro, conteniendo la propia felicidad que le daba la posibilidad de que aquello fuera verdad y, el subconsciente de Anny lo supiera antes de que su cuerpo reaccionara – Pero, deberías hacerte una prueba, es muy extraño que sueñes siempre lo mismo, con el mismo bebe y aquel encuentro extraño con Alfonso.
Anny negó con fuerza, no quería hacerse una prueba y no porque estuviera segura que el resultado daría negativo, si no por esa creciente duda que se abría en el centro de su estomago, recordándole a cada segundo como aquella primera, segunda y ultima vez, no usaron condón… no se protegieron, simplemente su afán fue de amarse.
No podía estar embarazada, al menos no ahora.
-No debe de ser por eso – Murmuro Anny, recordándole a ella las exactas posibilidades del verdadero significado de ese sueño – Puede, que extrañe a Alfonso…
-Esa no es una probabilidad, lo extrañas – sentencio sin tregua, no esperaba ser considerada y tratar de evitar el tema, por el simple hecho de querer mitigar el dolor de su amiga, no… no lo haría – Pero… no creo que fuera por eso, pese a que si huiste al salirte de la empresa – termino por decir, recordándole otra vez sus raras decisiones de los pasados días.
-Ya te explique porque lo hice – Y yo ya te dije a ti, porque no te creo ¡Estudiamos lo mismo y yo no estoy tan ocupada como tu, aun cuando planeo una boda! – Termino diciendo Dul, interrumpiendo las palabras de Anny, esta al final termino sonriendo, disipando por completo la tensión que le había generado en su cuerpo, aquella repetitiva pesadilla, que llegaba una y otra vez sin tregua para su corazón.
-Duerme… pero mañana tendrás que aclarar eso – Completo, antes de besar su frente en un gesto de genuina preocupación, Anny sonrió al tiempo que apretaba la mano de Dul, demostrándole su agradecimiento por no haberse alejado de ella esta vez, se recostó nuevamente en la cama, tapándose con aquellas pesadas mantas, comenzó a pensar.
Sorprendida, miro nuevamente hacia el calendario que colgaba de su pared, perfectamente cumplía dos meses de no haberlo visto, ni una sola vez… pero a la vez en un par de días mas, cumpliría dos meses de retraso… aquel que nunca le hubiera preocupado, al ser conocida como irregular en su periodo menstrual, pero al ser consciente de sus ultimas acciones, del descuido al no cuidarse… comenzaba a ser meya en su estado nervioso, demostrándolo así en aquellas constantes pesadillas, que aunque ella quisiera evitarlo, parecían cada vez mas como un claro llamado de algo que nacía dentro de ella.
***
Anny suspiro al entrar nuevamente a su casa, había sido un día realmente desgastante estaba a punto de comenzar el semestre y los trabajos se habían acumulado sin parar, aun pese a las pequeñas vacaciones que tomo al irse a Argentina, su cuerpo estaba cansado… su mama había dicho que estaba ojerosa y pálida, lo que ella atribuyo rápidamente al dolor que sentía al estar alejada de Herrera, ahora comenzaba a pensar que era producto de otra cosa.
Soltó su bolso, no sin antes de sacar de allí la bolsa de plástico, en la cual estaba la respuesta a sus preguntas, tenia que saberlo con seguridad, necesitaba dejar de esperar a que algún mareo o malestar, terminara por confirmar lo que sus sueños le gritaba aviva voz, corrió rápidamente hacia el baño de su habitación y miro el palillo… ¿Qué tal difícil seria orinar encima de él? Se cuestiono, nerviosa al no saber la exacta posición para que aquel liquido que saldría de ella, cayera allí y dijera… lo que tuviera que decir.
Temblando como estaba, termino por hacer un desastre de aquella tarea, de la cual había jurado no tenia mayor ciencia, espero sentada en el toilet el resultado, sabia exactamente cual era necesario en su vida en ese momento, pero algo dentro de si esperaba otra cosa, un hijo… de Poncho, seria la ecuación perfecta… aunque la realidad fuera un completo desastre.
¡Pero que estaba pensando! Se reto con furia al ser consciente de cada uno de los pensamientos que se atiborraron en su cabeza, uno tras otro… ¿Podría ser ella buena madre? En el sueño parecía ser que no le iba tan mal, que poco a poco se acostumbraba, pero era un sueño y no pasaba de allí, nunca fue amante de los pequeños pese al gran apego que experimentaban todos al conocerla, suspiro nuevamente dispuesta a dejarse llevar por esa corriente, ya le había dado paso y era imposible detenerla.
Relajada, como de repente se sintió, pudo percibir la emoción que embargo su estomago y que luego se desplazo por todo su cuerpo, dejando afuera todos aquellos problema e inconvenientes que eso causaría, un bebe seria algo bueno, ella no estaba lista pero podría prepararse, tenia nueve meses y eso seria suficiente, o al menos eso esperaba mientras lavaba sus manos con abundante agua, era incapaz de dejar de pensar, en un corto minuto comenzó a imaginarse y a decidir todos aquellos cursos donde metería a su pequeño niño, porque si, ya estaba decidido seria un bebe y se llamaría Federico, como en su tormentosa pesadilla, que en ese momento para ella, parecía un poco mas en un sueño rosa.
Como crecería, lo que jugaría… “Definitivamente un instrumento” se aseguro para si, mientras recordaba con una sonrisa lo tonta que ella era con cualquiera pero lo hábil que siempre se mostro Poncho con el piano…
Poncho.
De repente ese fue el problema ¿Cómo se lo diría? ¿Qué diría él? Definitivamente seria muy correcto, pero eso no lo quería ella, no… definitivamente no necesitaba que él quisiera casarse con ella por un embarazo, aun pese a que ella misma supiera del amor que existía… o que al menos hacia un par de meses existía, y ellos habían dejado de lado.
Pero eso no importaba en ese momento, decidió decirse alejando por completo todos aquellos pensamientos, tocándose su no abultada panza, comenzó a imaginárselo, decidiendo como seria su cabello, sus ojos, su nariz… sus dientes, ¿A quien se parecería? Deseando que fuera idéntico a Herrera, pero al final recordándose que lo importante es que fuera sano.
-Vas a ser un bebe muy, muy sano… te lo prometo – Murmuro despacio, dirigiéndose al bebe que aun no sabia si existía.
Un adolescente, como se enamoraría de la hija de Dulce y formaría una extraña y magnifica amistad con el hijo de Mai, se freno rápidamente con una carcajada llena de jubilo… sabia que se estaba adelantando, pero su cuerpo estaba listo, ella de repente se sintió listo… ahora solo faltaba que el palito fuera rosa y le dijera que si.
Pasaron los cinco minutos.
Fue Azul.
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