3 abr 2010

WN: 31 y 19 - Prologo...


Prologo...

Cuando era verano el sol calentaba con fuerza, casi vengándose del tiempo que las nubes oscuras lo cubrió, pero lo enfrentaban bien la gente que decidía vivir en aquella parte de la ciudad, un poco alejada del bullicio del centro pero lo suficientemente cercana para poder asistir a tiempo a sus trabajos.

Una de las calles y tal vez la menos transitada, estaba el colegio primario mas importante de la ciudad, un lugar lleno de verde y colores extravagantes que llamaban la atención de todo pequeño que pasaba por allí, a la distancia se ve que dos automóviles se acercan, luchando por ser el primero pero al tiempo teniendo el cuidado suficiente para no ocasionar un accidente en esa zona de menos de 20Km/H.

Al pasar casi rozándose y estacionar uno cerca al otro, los conductores salieron un poco enojados, dispuestos a discutir el tiempo que les dieran sus hijos antes de salir, al verse… al notar aquel par de ojos tan conocidos en su vida, sonrieron… no había forma de discutir.

-¿Tu que haces aquí? – Cuestionaron ambos al tiempo, confundidos por la pregunta se hicieron los enojados, mostrando su indignación por la pregunta, espetaron con la siguiente…

-¿Cómo que, que hago aquí? – El hecho de decir lo mismo, tensionaba un poco mas el momento.

-Vengo por mi hijo – Admitió la mujer, de ahora cabello oscuro y un poco más corto que la última vez que estuvieron frente a frente, tan lejanos.

-Yo vengo por mi hija – Contesto ahora el hombre, la mujer sonrió enternecida y acercándose un poco al hombre frente a ella…

-Ahora eres el hombre de una pequeña mujercita… nunca creí que alguien fuera capaz de domarte, señor Herrera – sus palabras eran tan extrañas para los oídos de Alfonso, que su rostro se descompuso pero aun así, dispuesta continuar con aquella burla que ella le hacia, camino hacia el cuerpo femenino.

-Realmente, soy el hombre de dos pequeñas mujercitas… - Sonrió ganador, la mujer frunzo el ceño y posicionando su delgada mano sobre el pecho musculoso del hombre, se alejo…

-Siempre supe que te gustaban las mas chicas que tu, pero nunca pensé que me lo admitirías de esa forma tan franca – mascullo, sabiendo que aquello seria un gran golpe que el tardaría en responder.

-Pues… nunca te quejaste de mis gustos, Anahi… ¿O si? – Su gesto serio asusto un poco Anahi, que cubriéndose la boca se acerco de nuevo a Poncho, no esperaba hacerlo enojar, solo se estaban divirtiendo en ese encuentro…

-¿Te enojaste? – Enmarco el rostro del hombre, que se negaba a voltearla a ver – Poncho, ¡No te enojaste por eso! – espeto la mujer, un poco enojada también, al creer que la estupidez del hombre frente a ella, había incrementado hasta un nivel un poco ridículo…

-¡Mami!

-¡Papi! – Escucharon, a lo lejos; ambos voltearon a ver por donde venia la voz y casi no tuvieron tiempo para abrir sus brazos y atrapar a los pequeños que se acercaban con tanta fuerza, que los hicieron dar un paso atrás, a ambos.

-¿Cómo estas mi amor? – Pregunto Poncho con tanto amor a la pequeña de rizos dorados en sus brazos, la pequeña se apoyo en el pecho de su padre para poder oler la colonia que él siempre se ponía en el cuello.

-Bien Papi, - Anny estaba absorta con la imagen, admiraba el brillo de los ojos de Poncho, la alegría con la que observa a su hija y como aquella pequeña de ojos claros y extraños se apretujaba con fuerza al cuerpo protector de su padre; un pequeño tironeo la volvió a la realidad y con fuerza abrazo a su hijo.

-Y a ti, ¿Cómo te fue hoy? – Quiso saber, recordando lo preocupado que estaba porque hoy era la izada de bandera que hacían cada mes al mejor estudiante de la clase y él, se había esforzado demasiado… pues nunca lo habían condecorado.

-Pues – hizo un pequeño mohín que les indico a todos, que no lo había logrado… Anny se apresuro a reconfortarlo, dándole la espalda a Poncho, que instintivamente también se acerco a decirle lo campeón que era y que todavía quedaba un par de meses para lograrlo.

-No mientas – Murmuro la pequeña niña aun en brazos de Poncho, los dos adultos la voltearon a ver con ojos expectantes y el pequeño en brazos la mando a callar con un sonoro “Shhhhh”… sonriendo se volteo hacia a Anny y abriendo su pequeña manita le mostró la bandera que le había colgado en su camisa blanca, estaba realmente feliz.

-Creo que has aprendido mucho de tu tío Chris – Bromeo Poncho, mientras besaba la frente del pequeño, luego de que Anny hiciera lo mismo, el niño emocionado comenzó a saltar aun en brazos de Anny.

-¡Si, si… Tío Chris! – Gritaba emocionado.

-Mami – Grito una voz a espaldas de Anny, ella sonriente observo a la pequeña niña.

-¿Qué pasa mi amor? – Pregunto con dulzura.

-¿Y a mi, por que no me saludas? – La cuestiono indignada, sus pobladas cejas se unieron en un gesto tan enojado que Anny quiso reír.

-Es verdad mi amor, Poncho… - Le indico al hombre frente a ella, sonriéndole con todo el amor que se había construido con el tiempo, intercambiaron bebes, sus bebes… sus hijos.

-Hola mi amor – Saludo primero Anny a la niña, ella hizo lo mismo que con su padre, recostándose en el pecho de ella y aspirando su olor, descubriendo que ese olor siempre seria el mismo, siempre los acompañaba.

-Hola Campeón – Fue ahora el turno de Poncho, despeino un poco los rizos de su hijo, un poco más oscuros que los de la pequeña, el saludo era un poco mas brusco pero con todo el cariño posible, los amaba de la misma forma y los protegía también.

-Creo que será mejor que nos vayamos, por cierto… ¿Por qué viniste, sabias que hoy me tocaba a mí venir por ellos? – Cuestiono Poncho al acordarse de que estaban los cuatro ahí con dos automóviles.

-Lo se, pero la verdad no aguantaba la hora de verte… digo, de verlos – se delato sola, apenándose como siempre y él burlándose con fuerza de la pena que vivía su mujer, DIA tras DIA a pesar d helos años juntos.

-Yo también me moría por verte, por verte sonrojada… - Anny rió nerviosa.

-Mejor nos vamos – Contesto temblorosa al verse sin escapatoria…

-¿Huyes? – Cuestiono Poncho bromista, recordándole con esa simple pregunta las veces estupidas que cada uno huyo.

-No, solo te recuerdo que si no nos apuramos, pelearas de nuevo con Mai… tu sabes como te trae todavía.

-¿Cuándo crees que me perdonara del todo? – Quiso saber Poncho, rendido.

-Ya te perdono, solo que le gusta tenerte a su lado, llamándola y repitiéndole lo importante que es para ti… sigue así.

-¿Y a ti no te gusta que te lo repita?

-Me lo repiten tus acciones a cada instante… aunque, nunca es malo volverlo a escuchar…

-Te Amo, Te Amo – murmuraron ambos rápidamente, antes de besar sus labios con ternura…

-Má, Pá – Murmuro la pequeña, levantando su pequeña cabeza cargada de rebeldes rizos - ¿Cuántos años tienen?

-28 – Murmuro él.

40 – Respondió después ella.

Ambos se observaron sonriendo… sabiendo que la diferencia ya era tan efímera cuando los diez años que tenían de conocerse, pesaba cientos de siglos llenos de recuerdos y razones para amarse.

Fin...

30&18

40&28

2 abr 2010

WN: 31 y 19 - Cap Final


Capitulo Final...
30&18

Había llegado el día sin propiamente ser consciente de ello, era el momento – del cual si decía ser sincera – espero durante un largo rato y, por absurdo que sonara, para ella despertarse aquella mañana, le daba la certeza de que no era lo esperado, sentir que mas que su día soñado, era su ultima oportunidad… la ultima para huir, para según huir por ultima vez, ¿Cuántas veces había dicho eso? Y, peor aun ¿Cuántas mas lo diría?
Sin darse tiempo a mas nada se encontró con su mano rodeado el picaporte, lenta y dubitativamente, tuvo que admitir que no había preparado nada, ni la mochila perfecta con suministros para poder caminar por lago rato lejos de allí, ni tan siquiera podía asegurar que su billetera tuviera el efectivo suficiente para ir algún lugar, pero aun así estaba dispuesta; dispuesta a bajar un escalón y luego el otro, lentamente… repitiéndose que si solo daba un paso a la vez, sus piernas no terminarían por abandonarla… necesitaba respirar, era exactamente aquello lo que necesitaba, porque aunque quería negarlo, su corazón latía fuertemente por la esperanza de que alguien estuviera allí, abajo y preparado con su coche, para arrancar en el momento exacto que ella cerrara la puerta… queriendo no volver, pero latía aun mas fuerte por saber que sus sueños… eran entupidamente inalcanzables.
El viento choco con su rostro acarolado, dándole un nuevo respiro a su mente, ella que era la única que continuaba ciñéndose a la realidad, gritándole que se detuviera; Anny suspiro mientras tomaba fuerza para continuar, se riño por haber escuchado a su mente, y mas aun por ser tan terca al continuar moviendo sus pies, uno tras otro, formando un largo camino, que iba quedando atrás… reconociendo que terminar volviendo para no fallarle a ella, continuo su camino.
Se recostó cansada a uno de los postes que bordeaban el lugar por donde ella caminaba lentamente, levanto su mirada, con un absurdo anhelo de encontrar en el cielo, la misma contaminada oscuridad que le impedía observar las estrellas cada vez que lo deseaba, resignada cerro sus parpados fuertemente, al sentir que su rostro era iluminado por el brillo que la luna recibía por parte de las estrellas, aquellos puntos que inundaban el manto negro que comenzaba a aclararse, minuto a minuto.
Algo la empujo, tal vez el calido viento o aquel tonto subconsciente que todos guardábamos –por alguna razón- lejos de las decisiones importante, y pese a dar un pequeño traspié ella siguió, repitiéndose nuevamente que ¡Si!, que si podía… y si, había podido.
No en vano tantos meses pasaron, no por gusto o decisión propia la cuenta ascendía a 301 días sin él, sin percibir su peculiar olor o temblar cuando él intentaba acercarla a su duro cuerpo y… su propia cuerpo se movió rápidamente, retándola por su debilidad, regañando a su mente por haberle regalado un pensamiento a él… otro mas.
“Poncho” el único dueño de todo… eso tendría que cambiar.
Hacia 301 días que, simplemente ella no podía encontrar entre la multitud, una mirada igual en la cual perder, era increíble como cada día pasaba lento, pero la suma de cada uno de ellos se decía tan rápido, formando un camino sin oportunidad retorno, porque el cemento no marco sus huellas, dividendo cada decisión en dos, una de la cual debía arrepentirse y… la otra una mejor lugar donde esconder su rostro… esconder su corazón.
Sus labios sonrieron, percibiendo una ambigua emoción, enfrentándola a aquella agonía que era estar sin él, y la fortaleza que creció en su parte racional, la cual nunca la abandono…. Al menos no hasta ahora.
Sus pasos no paraban y aunque lo intentaba de corazón, no se detenían a pensar y tomar otro camino, el de regreso… definitivamente no eran como su cabeza, que sin querer oír nada, volteaba siempre atrás… cerciorándose que no era un estúpido sueño mas, y sus huellas si estaban formando una hilera que la guiaría para volver; esta vez no en el cemento, si no en la arena de la plaza donde ella se encontraba, envuelta en la calidez de tantos recuerdos.
“Propios y ajenos”
De esa misma forma era como sentía aquel lugar, al cual acababa de llegar, luego de casi media hora de caminata, de la habitación del hotel hasta a aquel abismo verde, donde aun podía escuchar el eco de aquel si, que ambos se dijeron ya dos años atrás…
-Si, Si… - unos repetitivos murmullos afirmativos, seguidos por un sollozo, que se quebranto a mitad de camino, daño la calma del solitario lugar – Dijimos si… no Adiós – se maldijo por dentro, maldijo el momento en que le dijo Adiós a él, el momento en que no lo escucho, pero maldecía aun mas, pese a amar ese momento como a nada en el mundo, el momento en que se entrego a él, cada vez que se le entrego en la vida, cuando le dijo si, acepto comer contigo, cuando lo acompaño a arreglar su apartamento, cuando lo cuido enfermo, cuando… -suspiro dolida – cuando lo beso, cuando lo lloro, cuando jugaron… cuando formaron su propio mundo y vivieron una vida paralela a la real, a esa realidad tan triste que de repente los arraso, sin tregua.
-¿Por qué te fuiste? – Le pregunto nuevamente al hombre invisible, que durante 18060 minutos la acompaño siempre - ¿Por qué sin mi? – Pregunto esta vez un poco mas para si, respondiéndose casi de inmediato, memorando aquello que él mismo expreso, sin algún atisbo de dolor en su rostro.
“Lo se…pero lo nuestro tampoco esta, debemos… debemos de aceptarlo…”
Se acostó sobre el frondoso pastizal, cerrando sus ojos, tratando de encerrar aquella ultima imagen de sus cuerpos desnudos y sudorosos.
-Te tengo mas miedo a ti, que a cualquier otra cosa que pueda salir mal hoy… Murmuro una voz, que poco a poco se acercaba.

***
No podía resultar mejor, el ambiente era inigualable, porque sin querer dejar de vivir el presente, estar allí los remontaba al pasado, cada lugar, cada olor y todo momento; era… era imposible de describirlo, tratar de darle respuesta a algo que simplemente sucedía, era algo que propiamente, no los angustiaba, entrelazar sus dedos y, caminar sin ver el camino, ya que solamente podía observar los ojos de aquella persona que siempre había estado a su lado, era definitivamente su única preocupación.
-¿Recuerdas la primera vez? – Cuestiono Chris, repitiendo aquellas mismas cuatro palabras, que formaban una única y perdurable pregunta, a lo largo de tantos años, y pese a vivir tantos primeros momentos, ellos siempre se referían a uno… tal vez al único, que pese a vivirlo juntos, estaban separados.
-Jajajaja – Volvió a reír Mai, mientras se acercaba a besar la frente de ya no su amigo, ya no su novio; ahora su esposo, sin dejar de nunca ser todo lo anterior – Recuerdo aquella primera vez, como odie que me robaras mi primer beso.
-Yo odie que lo odiaras – Le volvió a comentar Chris, mientras un triste mohín curvaba sobre sus labios, que por lo general siempre mantenían alegres.
-Puede, solo puede que no lo haya odiado tanto… - Murmuro la mujer un poco mas cerca que antes de los labios del hombre que amaba y, la amaba – Es mas, ame el hecho de ser yo también la primera mujer a la que besaras – Susurro cada palabra, tentando y formando aquellas innumerables cosquillas, que crecían deliciosamente en el centro de sus panzas, como excitantes adelantos del beso… de aquel encuentro intimo de sus labios, encuentro que no llego a concretarse y se transformo en una sonora carcajada por parte de la mujer y un innegable gesto de hastío y cansancio por parte del hombre, gesto que se formo al escuchar lo ultimo dicho por su mujer.
-¡Que no fuiste la primera! – Se quejo Chris como siempre, antes de asentir dándole la razón… ¡Otra vez! – Fuiste la primera, esta bien – Encogió sus hombros, sintiéndose como niño regañado.
-Tu también fuiste el primero – Le confirmo con un leve rose de sus labios, rehusándose a formar una caricia intensa que termina en un beso apasionado, imposible de frenar…  - Aunque, hubiera deseado ser la única – le confeso un poco sonrojada, por primera vez había expresado aquello, nunca se había sentido preparada para decírselo, es mas… prefirió algunas veces alardear de la galantería de su hombre, de su innegable brillo al sonreír… de su carisma, de todo de él… antes de admitir que lo único que sentía al recordar todos aquellos momentos en los cuales, pese a amarlo debió de ser su amiga, su mejor amiga…fueron celos.
Durante cinco años, ella decidió sonreír y abrazarlo, en vez de llorar y decirle: te amo; tal vez era por eso que procuraba siempre hacer algo para él y esperaba lo mismo de Chris, así como cuando ella decidió olvidarlo y decirle si a Armando, él grito que no: “No espera, - grito para poderla parar, para detener sus pasos y que ella diera media vuelta para verlo, para verlo llorar – no le digas que si, él no te ama – ella estuvo a punto de decirle que no importaba, que no buscaba que la amaran, pues ella tampoco podría amarlo – no te ama, no te ama tanto como yo – Había sido sincero y ella lo amo, lo amo aun mas”.
-Yo también hubiera deseado ser el único – le confeso también, sonriente se le acerco, enmarcando su suave rostro de ella entre sus curativas manos – Pero me gusta pensar que el momento en que dijimos si, fue el momento exacto, tu sabes – termino con un pícaro guiño, para intentar bajarle la cursilería a lo dicho, rehusándose a mostrar lo que ella creo en él… “Un hombre solidó y sensible”
-El momento exacto, donde mas que  nosotros las estrellas se alinearon y, por eso llevamos tanto tiempo – sonrió ahora ella fascinada.
-Eres muy curso, mi amor… - Comento Chris con burla, Mai le saco la lengua en su gran muestra de indignación, Chris la encerró rápidamente entre sus piernas y brazos, rodando sobre sus propios cuerpos, para al final quedar él sobre ella, para poder sumergirse en aquel par de ojos negros.
-Eres cursi, romántica y demasiado histérica, pero eres mía desde el momento en que te elegí – Mai intento quejarse – y que sobre todo, me elegiste… te amo y si dejas de hacer ese hermoso puchero y levantas tu trompita bonita, te podré besar – Ambos se voltearon a ver con amor, con ese sentimiento que los cruzaba de punta a punta; Chris cerro sus ojos, Luego de ver que Mai lo hacer, los dos suspiraron al tiempo, quemándose con el aliento húmedo del otro, acariciando sus narices con movimiento pausados y eterno, tal y como lo hacían siempre, dándole tiempo al destino… por si algo deseaba interrumpirlos, debía hacerlo ahora… después no habría vuelta atrás.
-Te amo – Susurro una voz ronca y una aguda, impresas de un solo y mismo sentimiento, sus labios se acariciaban lentamente, la lengua de Chris delineaba cada labio de la mujer, con precisión y experiencia, pero con el cuidado suficiente para hacerlo perfecto… como la primera vez, como esperaba que fuera cada vez.
Temblando se abrazaron con fuerza, permitiendo así que mas que sus lenguas, todas sus extremidades se entrelazaran, bajo una caliente pasión, creciente e imparable.
O, al menos eso quisieron.
Un gorgojeo seguido por un ensordecedor grito, que continuo con lastimeros sollozos, detuvo el corazón de ambos, volteando a ver a su “Derecha/Izquierda” respectivamente, los dos vieron de donde provenía tal conocido sonido.
El intercomunicador del bebe, era aquello que les permitía escuchar cualquier –Grande o Pecho – sonido que proviniera de la habitación donde lo habían dejado, soñando y tranquilo.
Geronimo –Su hijo-  era un bebe grande ya, acercándose peligrosamente a los dos años, era la debilidad de todos, tanto sus padres como de aquellos tíos adoptivos, que lo consentían como a nadie.
Rápidamente se levantaron, asarados y aun emocionados por ser interrumpidos, como si fueran un par de adolescentes, conociendo los recovecos de sus cuerpos.

***
El amanecer era perfecto y mas cuando se lograba ver desde las alturas, al menos eso era lo que quería pensar el hombre con traje, que se movía por enésima vez incomodo en el asiento, sintiéndose completamente atrapado, entre la obligación de volver y la mujer que dormía placidamente a su lado.
¿Cómo había llegado hasta ese punto?
Se cuestiono él, mirando por la ventanilla del avión logro observar como en menos de 30 minutos tocaría tierra y así, no le fallaría a su hermana, a su mejor amigo y sobre todo, no le fallaría a su corazón que moría por la necesidad de verla, de hablarle y preguntarle ¿Cómo estas? ¿Cómo estas, mi amor?; pero no debía, por ello es que había llegado hasta ese punto, por ella había tomo aquel avión que lo llevo lejos y sin ánimos de volver.
El piloto que contrato hablo y su confusa voz retumbo en el avión privado, del mayor de los Herrera.
-Por favor abrochar sus cinturones, en diez minutos comenzaremos el proceso de aterrizaje.
Fue aquello suficiente para que él soltara el cinturón de su corazón y este comenzara a saltar, libre y emocionado, Poncho trago grueso, cuando sintió que a su panza la invadían mas de una jauría de cosquillas, que le daban ese toque infantil a un encuentro tan tensionarte como aquel.
-Deja de pensar tanto y abróchate el cinturón – Comento la mujer que antes dormía, Poncho la volteo a ver, lentamente y encontrándose con una sonrisa ancha y sincera, dispuesta a brindarle calidez y tranquilidad, siempre que lo necesitaba y, “Así había sido desde el día uno” – se recordó Poncho, mientras asentía se fue abrochando el cinturón, escucho a su lado la fresca carcajada de la mujer que regocijaba por el gesto que él acababa de hacer, Poncho no evito sonreír también, al sentir que la tensión baja poco a poco, al igual que el avión.
-¿Estas nervioso? – Lo interrogo dubitativa, mientras tomaba la mano acalambrada del hombre, Poncho asintió, evitando como siempre mentirle, pero rehusándose a decirlo en voz alta y así confirmárselo a su alma – No te preocupes, por algo estoy aquí contigo – le recordó, mientras acariciaba la palma de una mano un poco menos tensionada que antes, ambos se miraron.
-Gracias – Murmuro Alfonso, cinco minutos atrás, cuando se sintió nervioso por mantener el contacto visual y ahora, mientras tomaba varias cosas que ella le entregaba, entre esas… su apoyo.
Poncho instintivamente entrelazo sus dedos con los de ella,  esta sonrió aceptando aquel contacto, pero sin detener nunca su paso, él mantenía un caminar tranquilo, seguro de que nadie lo estaría allí esperándolo, o mas bien, esperando que nadie estuviera allí, para así aun poder tener algunos minutos sin tener que escuchar: “¡Regresaste, que bueno que regresaste!” – Imito en su interior la voz y sus gestos imitaron las facciones de las personas que lo vieran este día, después de tantos… después de 301 días.
-¡Por fin llegaste! – Comento el hombre que se interpuso en su camino, Poncho observo el gesto tranquilo y sonriente, se repitió la frase escuchada, y aunque si, no era lo que él pensaba, para su interior lo seria, decidió al final antes de sonreír y soltar la mano de la mujer, dispuesto a recibir el abrazo que sabia su amigo se moría por darle…bueno, y él también.
-¡Esperen! – Los detuvo la mujer, antes de dar tres pasos al costado – Ahora si, abrácense – termino por decir, Ucker volteo a verla un poco confundido, antes de recibir el abrazo de su amigo.
No es que fuera extraño verlos abrazados, pero para ella, siendo  esa su primera vez entre aquel ambiente de genuina amistad, era algo diferente… verlos así abrazados era tal vez, de lo mas tierno que había visto de dos hombres.
Al final rió bajito.
Los hombres se soltaron rápidamente, siendo conscientes del lugar y mas aun del tiempo que dejaron abrazados, la mujer se sonrojo poderosamente al entender la vergüenza que ellos sintieron, al oírla reír.
-¡Perdón, perdón! – Comenzó a decir, una y otra vez, realmente apenada – Sigan, sigan abrazados, ¡Se veían tiernos! – Termino por decir, Poncho y Ucker se alejaron un poco, aquello era lo que menos querían escuchar - ¡Hombres! – Continuo diciendo, esta vez entre ironía y burla.
-Ya cálmate – Murmuro Poncho – te aseguro que digas lo que digas, nos harás alejar mas – continuo diciendo, mientras se acercaba a ella – aun pese a que Ucker desea siempre tenerme entre sus brazos – Termino diciendo con mofa, Ucker deseo quejarse, pero hubo algo que le llamo mas la atención, la confianza en que ambos se volvieron a acercar.
-No le creas nada – Dijo Ucker, también acercándose a ella, dispuesto a descubrir quien era – él es quien siempre mantenía abrazándome.
-Jajajaja – rió la mujer – te creo – sentencio.
-Ya me caíste bien… - Guardo silencio Ucker, indicándole así a ambos, que esperaba el nombre de ella.
-¡Oh, oh es verdad! – Se apresuro a decir Poncho – Ucker, ella es Andrea… Mi...

***
Reconocería aquella voz en cualquier lugar, entre miles voces ella podría identificarla fácilmente, era calida, un poco aguda pero, y aun mas importante, cuando hablaba brindaba Paz y Confianza…siempre.
-¿Qué haces aquí? – Cuestiono Anny, cuando aquella persona “Real”, ocupo el lugar donde antes estaba aquel hombre “Imaginario”, con el que ella siempre hablaba.  
-Te lo acabo de decir, te tengo miedo – murmuro con humor, tratando de lograr en ella una sonrisa, un atisbo de alegría, que pudiera borrar aquella tristeza que parecía nunca irse – así que le dije a la recepcionista que me avisara por si salías.
-Pensaba volver, te lo juro – le aseguro con ahínco, necesitando de verdad que ella entendiera, que no por extrañarlo a él, o por saber que lo vería, ella le fallaría.
-Lo se – Dijo sincera – Pero, eso no es lo que me preocupa – termino diciendo, demostrando en la forma como se frotaba las manos, su nerviosismo.
-Dul, ¿Qué te preocupa? – Quiso saber Anny, de verdad sintió la necesidad de escucharlo, aun pese a su creciente ansia por estar sola y dejar de escucharlos.
-No lo digas de esa forma – la freno Dul – no es nada, es mas puede que sea lo mismo de siempre, me preocupa que estés mal, que te puedas atrever a algo peligroso por la sola idea de saber que lo vas a ver… - Ya lo había dicho, no era que creyera que Anny tenia tendencias suicidas o, que no valorara su vida, porque realmente no era aquello lo que pensaba, pero la situación era absurdamente diferente, por la falta de una realidad… o, al menos eso creía Dul, rehacía a aceptar que dos personas con cerebro y mas aun, con un corazón lleno de amor, pudiera dejar escapar aquel sentimiento que creaba mundos, tal y como ellos lo hicieron.
-Te aseguro que no haré nada, - Inicio con sincera seriedad – al menos no hoy – termino con una ironía nada graciosa, que termino indignando a Dul, que rápidamente se había puesto de pie y camino, en sentido contrario.
“Tengo miedo” – murmuro Anny en el tono suficiente para que la mujer que se alejaba, regresara.
-Tengo miedo de volverlo a ver – decidió continuar, aun pese a no haber escuchado el sonido que hace el paso contra el pasto y ramas seca, por parte de Dul, como señal de su regreso.
-De encontrar de nuevo su cuerpo frente al mío, a una distancia que solo existió el primer día, aquel que me grito enfurecido al creer que era alguien mas, y se que aun ahí estábamos mas cercanos que ahora, que hoy cuando un ayer nos separa. - Cada palabra salía una detrás de la otra, casi atropellándose entre si, no entendía mucho el por qué de hablar justo ahora de lo que sucedía en su corazón... pero no pretendía entenderlo, no tenia tiempo para hacerlo, pues sus labios aun se empeñaban en hablar.
Dul la observaba tan solo un par de pasos a su espalda, sin hacer un minúsculo movimiento, temerosa por si al hacerlo Anny se arrepintiera de hablar y, ella más que nadie, comprendía la necesidad de hablar, la cual su amiga se había empeñado en guardar...
-No quiero ni pensar en el momento en que lo vea... ¿Entiendes lo que digo? – Le pregunto al aire sin saber que Dul estaba a su lado, al aire sin saber que la pregunta era algo que solo ella debía de responder, que solo ella – aun sin saberlo – tenia la respuesta justa  - Si no fuera por ti, yo definitivamente no estaría aquí, eres mi amiga... mi hermana, y Ucker... bueno, Ucker también lo es, siento casi los mismos nervios que tu, la misma ansiedad y emoción... quiero que llegue ya la hora en la cual te veré caminar con tu hermoso vestido de novia, decir si y luego besar al hombre que amas, pero al tiempo quiero que cuando llegue el momento sea eterno... para no perder a mi amiga, y pese a ello... no puedo negar que quisiera estar en otro lugar – Se sentía como una tonta, una cobarde incapaz de llegar completa al momento en que, sin saber porque, todo cambiaria… era una estupidez estar hablando de todo lo que sentía en aquel momento, pero lo necesitaba, era importante para ella sanar lo que sentí antes de que él llegara… antes de dar aquel ultimo paso que seria el mas simple y el mas complicado a la vez.
-Anny, Poncho te amo mucho… - Comenzó a decir Dul, aun sin saber propiamente cual eran las palabras perfectas para decirle en ese momento, estaba confundida pero sobre todo, abrumada… abrumada por escuchar aquello por parte de su amiga, porque aun pese a saberlo siempre, escucharlo de sus labios la lastimaba, la quería de verdad y su dolor, no podía evitar sentirlo también…  – Y – suspiro, rendida… aceptando que esta vez, cuando de pronto Anny  necesitaba sus palabras aun mas, ella no tenia nada que decir, nada coherente para su alma… - ¿Para que me hago la boba? – se pregunto internamente, antes de acercarse a Anny, tomar su mano y mirarla con el cariño enorme que se había creado entre las dos, entre sus miradas y sobre todo, entre sus caminos… que nunca se separarían – No tengo nada para decirte, realmente no, solo se que puedo escucharte… escucharte todo el día si es necesario.
-Dul… - se rió bajito, temblorosa aun volteo a ver a la mujer a su lado, agradecida completamente – Es increíble como pasa el tiempo… - Murmuro sin darle sentido – Todavía recuerdo la fiesta donde te conocí, la cara que me hiciste por estar coqueteando con Ucker y… - Rió un poco mas fuerte al notar la sonrojada sombra en los pómulos de la mujer - ¡Es increíble que aun te sonrojes! – Termino burlándose Anny, tratando ahora con alguna carcajada dejar atrás toda aquella tensión que aun guardaba adentro, Dul la miro sonriente pero aun así, quiso contraatacar.
-Un Burro hablando de Orejas – Murmuro uno de esos dichos, extraños y completamente perfectos para cada ocasión – Tu no eras pues la mujer que se veía mas linda sonrojada – Le recordó con burla, imitando la voz y la sonrisa de aquel hombre que siempre que había tenido oportunidad, se lo recordaba… le murmuraba lo hermosa que era para él.
-Algunas veces me pregunto que hubiera pasado si… - Suspiro, tratando de detener sus pensamientos, lo que menos necesitaba ahora era arrepentirse, querer que el tiempo se fuera hacia atrás y ella no le hubiera dicho Adiós a aquel hombre, inocente y casi perfecto que se acerco a ella en el momento inadecuado.
-Lo se, de pronto aun estarías con él, quizás hubieras llegado a enamorarte y así, por fin habrías olvidado a mi hermano… hay tantas posibilidades, tanto buenas como malas – Decidió concederle, era tan fácil ser solo la amiga, sin sentir que traicionaba a su hermano – Tomas ha sido maravilloso contigo, aun cuando terminaste con él a menos de 72 horas.
-Fui una tonta – Se lamento Anny y no propiamente por haber terminado con él, si no por haber sido tan egoísta que pese haberle terminado a solo un par de días después de decirle que si, le pidió que fuera su amigo… que no la dejara, y el la abrazo, la protegió durante todos aquellos días siguientes, donde pese a tener un sentimiento mas fuerte en su mirada, siempre fue su amigo… solo amigos.
-Anny, ¿En serio lo piensas? – Quiso saber lo que su amiga realmente pensaba, podría entenderla si esta le decía que si, al final de cuentas le dijo Adiós a un hombre por otro, por uno que la dejo sin decirle mas.
-No, al menos no en el sentido que se que lo estas pensando – Le aclaro despacio, buscando las palabras exactas que debería decir – No me arrepiento de haber terminado con Tomas, era lo que necesitaba hacer, porque… porque yo lo amaba a Poncho y no a él, pero si me arrepiento de haber sido tan egoísta, de aun seguir siéndolo… Tomas no se merece esto, yo no me merezco a alguien tan perfecto en mi vida y aun así, no poder tenerlo, no como me gustaría… - Le aseguro con palabras tristes, con una mirada desolada y un sentimiento tan comprimido como lastimero.
-¿Quisieras enamorarte de él? – La cuestiono.
-No puedo decirte que no – Fue su única respuesta, la única que sus labios pronunciaron antes de encerrarse nuevamente en aquel rincón oscuro en el que había caído horas atrás.
-No tiene nada de malo querer en tu vida un poco de aire, de tranquilidad… de menos dolor – Le aseguro con calma Dulce, cuando noto que nuevamente Anny se avergonzaba de lo que sentía – Tomas ha sido maravilloso y aunque no hablare mal de mi hermano, debes saber que si creo que es momento de seguir adelante… de voltear la hoja, de saber que la única Herrera que siempre estará en tu vida, soy yo – Termino por decir, tratando de imprimirle un poco de humor, para que así Anny sonriera un poco, para que le brindara aquel brillo enorme que existía en su día a día… aun en aquellos últimos, que fueron solo actuados.
-Seguir adelante… - Salio de sus labios como algo tan poco real, que confundió aun un poco a Dul, no comprendía la magnitud de un sentimiento tan grande y entupido a la vez, no podía entender como la ecuación no cerraba… como aun pese a amar, prevalecía el dolor y aun mas, el orgullo.
Dul decidió guardar silencio, unos minutos mas que al final se convirtieron en un par de horas, donde ambas observaban como poco a poco el sol alcanzaba el punto mas álgido e iluminaba todo a su paso, guardaron silencio las dos, tratando de tatuarse aquel momento para siempre, tal vez una por el miedo a ir hacia a algún lugar donde su corazón quedara expuesto y la otra, dándose fuerza, porque sin saberlo o pensarlo alguna vez, estaba nerviosa, cubierta de un pánico entupido, al caer en cuenta que dejaría de ser la pequeña de la casa, para comenzar a formar su propia familia… tan idéntica y lejana a la que tiene

***
Su respiración pausada, como muestra de una increíble paz, era perfecta para ellos dos, no podían detenerse a pensar en algún otro momento en el que sintieran aquella paz, tal vez porque sabían que no existiría ninguno tan siquiera comparable o, porque siempre se prometieron vivir momento a momento y aquel, era simplemente mágico.
-Ya tenemos bastante práctica ¿No? – Cuestiono Chris minutos después, volviendo a conectarse con su esposa, Mai lo volteo a ver con sus ojitos llenos de lagrimas, mirada triste y profunda que lo lleno de angustia - ¿Mai, Que te pasa? – La tomo rápidamente por sus brazos, acercándola así a su cuerpo.
-No me pasa nada, tranquilo – Le indico con una media sonrisa, Chris trato de respirar lentamente y sin parar de cuestionarla con su mirada, espero… espero a que Mai le respondiera su pregunta y le dijera ¿Qué le pasaba? – Eres un poco histérico ¿No crees?
-No, no lo creo – Lo negó con vehemencia – Estoy completamente seguro de eso – Termino de decir con humor, con un sentimiento de burla completo, Mai rió bajito, regocijándose con el placido sentimiento que percibía entre sus manos, que la recorría por todos sus brazos para desplazarse después por todo su cuerpo y terminar en una explosión perfecta en todas aquellas y únicas terminaciones nerviosas que tenia.
-Te amo… - le declaro en medio de un suspiro, Chris no se inmuto.
-¿Por qué ibas a llorar? – Cuestiono nuevamente, no pretendía dejar de lado aquello, no lo iba hacer y Mai lo sabia, pero como responderle algo que ni ella misma sabia, era simple y real, las lagrimas llegaron a ser visibles en una milésima de segundo cuando mas que su cuerpo, su alma llego al punto mas alto de la felicidad.
-No hay respuesta, te juro que no la hay… - Chris iba comenzar a quejarse, Mai lo miro retadora – Es solamente que algunas veces me doy cuenta de mi vida perfecta y temo perderla, temo que algo suceda y me lo arrebate sin tregua… ¿Nunca te ha pasado, acaso nunca has tenido ese miedo? – Quiso saber, sin propiamente esperar que él sintiera lo mismo, es mas, podría comprender que el hombre que amara no temiera de perderla, pues ella ya le pertenecía completamente y no se avergonzaba en admitirlo.
-Lo temo cada mañana, cuando te demoras en despertarte, cuando no me sonríes a cada instante… cuando nuestro bebe esta enfermo, cuando simplemente la naturaleza parece estar en contra nuestra, ahí y a cada segundo temo perderte, perderlo… perderlos, perder la felicidad – Admitió entre lagrimas que de repente cubrieron sus mejillas, murmuro entre susurros ahogados por los sollozos de ambos, ¡Que entupidos eran! Pero no podían evitarlo, simplemente era imposible detener aquel mar de sentimientos cuando saben que pese a querer serlo, no eran eternos.   
-¡Somos unos entupidos enamorados, ¿Lo sabias?! – Burlona pregunto Mai, Chris rápidamente enmarco el rostro femenino y besando su frente absorbió su aroma.
-Lo sabia y amo serlo, ya sabes que a mi me gusta ser diferente… ¡Especial! – Termino casi en un grito de júbilo, frenado rápidamente por labios de Mai, que pese a querer besarlo esta vez lo detenía de aquella forma para evitar que despertara a Jerónimo, Chris continúo el beso…
-Algún día me vas a querer matar ¿Verdad? – La cuestiono un poco apenado, cuando la mirada regañona de Mai lo cubrió, esta asintió mientras Chris formaba un perfecto mohín con sus labios… - Hablando de matar, ¿Estas preparada para verlo? – Quiso saber, esta vez lo preguntaba más como uno más del grupo, que como el esposo que era.
-No tengo mas opción ¿O si? – Interrogo rápidamente, Chris negó despacio con un movimiento pausado de su cabeza y ella continuo – Quiero verlo, sabes que es mi mejor amigo, pero no dejo de pensar que se fue sin decir nada, huyendo de tantas cosas y, al final no la dejo solo a ella si no que a nosotros también, dejo a su hermana y a su mejor amigo en medio de todos los preparativos de su boda, te dejo a ti cuando justo comenzaban los planes de la nueva clínica y, me dejo a mi – Termino en un suspiro lleno de decepción.
-¿Y a ti te dejo en medio de que? – La interrogo temeroso, no quería abrir una puerta que la predisponerla para cuando estuviera frente a Poncho, pero era necesario correr el riesgo y tal vez, solo tal vez hacerle las cosas un poco más fáciles a su amigo.
-Me dejo en medio… en medio de algo que soñamos tanto…
-Pensé que el bebe lo habías soñado conmigo – Se quejo medio en serio, medio en broma; algunas veces no podía evitar sentir celos de la relación de Mai con Poncho, no porque algunas veces creyera que entre ellos existiera o hubiera existido algo, si no que era hombre, básico e instintivo y pese a confiar, algunas veces odiaba sentir que su mujer, confiaba en otro hombre.
-¡Que tonto que eres!, además… tu sabes de lo que hablo, es como si Ucker se enojara porque Dul le dijera que soñó la boda conmigo, es un momento que bien o mal no solo se comparte con la pareja – Los consecutivos “Lo se, lo se” quejumbrosos de Chris, se escucharon en la habitación, aun así Mai continuo – Poncho, fue lo que dijo que nunca seria y me molesto, me enojo y creo que tengo derecho.
-¿Y él no lo tenia de escapar si creía que no podía mas? – Le devolvió la pregunta, tal vez con un poco de furia, defendía a su amigo aun pese a que tuviera que mostrarle cosas a la mujer que amaba y que ella no quería escuchar.
-¡Él tenia, tiene y tendrá, todo el derecho del mundo! – Le grito un poco – Pero eso no quiere decir que se justifique el hecho de que no me llamara, que no nos llamara… que no llamara a Geronimo – Suspiro triste, realmente le había dolido que los días pasaran y no solo Anahi pagara el precio de que Poncho estuviera lejos.  
-Mai… - se acerco de nueva a cuenta a Mai, ella comenzó a negar lentamente mientras lo detenía con una mano, mientras con la otra se limpiaba una solitaria lagrima.
 
-No, no es necesario… - suspiro – Poncho así lo quiso, así lo necesitaba él y, aunque me dolió y aun me duele lo acepto, al menos se que alguna vez lo aceptare… solo es cuestiono de tiempo – se dio media vuelta y tomando el picaporte como muestra de su necesidad por estar sola – Y aunque ahora mismo no lo tenga para pensarlo, se que me dará gusto volver a verlo – Termino por decir segundos antes de abrir la puerta y salir, sin mirar atrás, buscando un poco de paz, de fresco de vida. 

***
Ucker observaba detenidamente a Poncho, como cambiaba el color de su rostro, como sus ojos dejaron de centrarse en él y ni tan siquiera se centraron en ella, como nervioso comenzó a caminar sin decir mas y como él, al final quedo frente a Andrea la mujer que sonriente aun lo observaba, no podía culparla por estar ahí… ni tampoco a su amigo, trato de sonreír antes de agarrar la maleta de la mujer y salir detrás de Poncho.
¿Qué puedes hacer cuando lo ves caer?
Andrea no podía evitar sonreír pese a que algo dentro de si sabia que estaba mal, que aquello que Poncho dijo minutos antes, no terminaba de ser del todo correcto, ni para Ucker, ni para ella y menos para él, que intentando obviar algo inevitable, comenzaba a hablar.
“Ella es Andrea, Mi novia” – recordó ella, mientras intentaba seguirle el paso a Ucker y a Poncho; mientras aun se guardaba sus ganas de gritar y decir ¡BASTA, rebobinemos!; se rió bajito no quería contradecir a Poncho, pero temía con que aquello al final terminara del todo mal.
-¿Cómo has estado? – Se atrevió a preguntar Ucker, cuando ya los tres estuvieron dentro del automóvil de este; Poncho lo volteo a ver aun un poco dubitativo pero dispuesto a responder.
-Bastante bien, estos días lejos me han sentado de maravilla ¿No Andrea? – La cuestiono intentando buscar un poco de apoyo, la mujer casi lo mato con la mirada, quería acribillarlo pero callo.
-Aja – Fue su escueta respuesta, Ucker quiso burlarse del rostro desencajado de Poncho, pero al final solo observo, como venia haciéndolo desde hacia algunos minutos, sin lograr entender algo.
-¿Cómo han estado todos? – Termino preguntando Poncho, arrepintiéndose casi al instante aun así espero en silencio la respuesta, Ucker guardo silencio algunos segundos, sin saber propiamente que responder o por quien empezar, si debía meterla en la conversación para que ellos dos se fueran habituando de que Anny aun existía, pese al ahínco de su amigo en borrarla.
-Todos bastante bien, unos que te quieren matar mas que otras… pero bien – Termino diciendo, Poncho asintió sin ánimos de cuestionar quienes eran aquellas personas que lo deseaban matar, sin ánimos de admitir lo que su corazón acelerado sabia, iba a ser complicado no solo verla a ella, si no enfrentarse a la fría reacción que apostaría tendría Mai al verlo.
Los minutos seguían pasando, sin poder evitarlo o tan siquiera sin intentar retrasarlo, llegaron al hotel, aquel donde se hospedaron siempre después de haberlo construido, aquel que se materializo luego de meses de ideas e imaginación por parte de ellos dos.
-¡Bienvenido! – Murmuro Ucker, minutos después antes de pasar a su lado, Poncho se quedo de pie, casi paralizado frente a la majestuosa construcción delante de sus ojos, frente a un barco que navegaba en recuerdos y que de pronto, parecían querer naufragarlo, sin darle chancee de salvación, Andrea quiso hablar, decirle algo propicio para que él dejara de tener esa cara y para que ella misma dejara de sentirse tan mal, pero no pudo… sus labios sellados bajo llave le impidieron decirle lo que sentía, también lo dejo solo.
“Y todo se avalancha sobre ti, caes… barriéndote a la orilla, dejándote sin ganas de volver a luchar”
Sus pasos retrocedían abrumados, queriendo alejarse un poco para poder tener alguna perspectiva diferente, tal vez un poco lejana y  extraña, para poder así pensar en que aquel maldito miedo no era el de él, un supuesto hombre hecho y derecho, que aquel temblor en sus piernas no eran de las suyas… que todo, era de una vida ajena que se empeño en quedarse a su lado.
-¡¿Por qué no te fijas?! – Le grito una mujer a su espalda, Poncho rápidamente volteo completamente apenado y sin fijarse bien en quien era comenzó a disculparse - ¿Poncho? – la voz confundida y emocionada retumbo en sus sentidos, volteo a ver el rostro pulido de la mujer y sonrió… era ella, era su amiga.
-Mai – La emoción en sus gestos movió todo dentro de la mujer que aun se contenía, no quería saltar sobre su amigo y abrazarlo, no quería y no lo haría, en ese preciso instante decidió que valdría más su orgullo que el cariño sentido.
-Mai – Volvió a repetir Poncho con mas emoción, estirando sus brazos se acerco a la mujer y sin prestarle mayor atención a la quieta actitud de su amiga, la abrazo; con fuerza, demostrándole todo lo que la necesitaba, lo que la extraño… demostrándole todo aquello que sentía, Mai guardo silencio, se quedo en su lugar… Mai no era mas su Mai, no era mas su amiga.
-Hola Poncho – Murmuro con su escueta voz, Poncho abrió rápidamente sus parpados para observarla, para sonreírle con mas que con sus labios, para conectar con su mirada oscura y formar ese brillo intenso de la amistad, ella simplemente se alejo…
-Hola ¿Cómo has estado? – Intento preguntar con el mismo tono de su amiga, negando con su cabeza tomo la mano de Mai, reacio a dejarla ir la acerco de nuevo – Te extrañe demasiado – Fue su declaración, sincera y sentida… Mai lo supo en el momento antes de que él lo pronunciara, en aquel microsegundo que existió antes de que él lo dijera y lo hiciera real, pero aun así… no había un aun así, la estaba matando que su orgullo fuera mas fuerte que el cariño de su corazón, que las ganas de abrazarlo una hora y un montón.
-Alfonso, me tengo que ir… - Comento mientras comenzaba a caminar, dejándolo atrás – Que bueno volver a verte – Termino por decir antes de apresurar el paso, su cuerpo tembló un poco, por su necesidad de volver, pero aun así sus pies continuaron el paso… sin marcha atrás, sin tan siquiera voltear.
Poncho siguió el camino emprendido por la mujer con la mirada, no la perdió de vista hasta que esta entro en el hotel, aterrado como estaba se froto el rostro, tratando de borrar cualquier idea que tuviera en la cabeza, no quería pensar nada que hiciera todo esto un poco mas trágico, de pronto todo solo eran ideas suyas y Mai, solo estaba un poco cansada. 

***
Las dos comenzaron a caminar por el mismo rumbo, continuaban en silencio por un acuerdo mutuo, eran las ocho de la mañana, o al menos eso había marcado el reloj del celular de Dul, cuando esta decidió levantarse de allí, minutos atrás, tenían que comenzar a prepararse para la boda y la posterior fiesta, realmente las cosquillas en su panza no se iban, parecían llegar mas y mas.
 
-Deja los nervios – Comento de repente Anny, cuando ambas divisaron el hotel, Dul la volteo a ver confundida y ella sonrió – Se que estas nerviosa, pero todo va a salir bien, ¡Palabra de Girl Scout! – Termino bromeando, mientras con sus dedos mostraba las señales de Girl Scout.
 
-¿Y si se arrepiente? – Pregunto confundida, Anny no pudo más que detenerse y reír, fuerte y casi histéricamente, Dul puso sus brazos en jarras completamente indignada, no podía creer que su amiga, su MEJOR AMIGA, se estuviera burlando de los nervios que sentía, ¡¿Quién se cree?! – exploto su interior.
 
-¡No te enojes! – Le pidió cuando vio su cara – Solo que, por favor Dulce Maria… ¡No seas ridícula! – Exploto segundos antes que sus carcajadas volvieran, Dul la volteo a mirar por última vez antes de seguir su camino, apresurando su paso llego al hotel y segundos después Anny, que la seguía.
 
-¡Dul! – Le llamo cuando por fin la alcanzo – Espérate – Sonrió un poco apenada – No me estaba burlando, relájate… solo que tu sabes como te ama Ucker, como te adora Ucker… - le recordó despacio mientras sus manos se situaban en los hombros de la mujer, para poner un poco mas de énfasis en lo que decía – Y, bueno tienes nervios… pero, todo va a salir bien, te hice mi promesa ¿No? – Dul no pudo evitar sonreír, realmente se había enfadado, pero Anny tenia toda la razón, Ucker la amaba casi tanto como ella a él.
 
-¿Ya lo vieron? – Cuestiono una voz detrás de ellas, rápidamente ambas voltearon un poco confundidas, cuando vieron salir a Mai del ascensor supieron que era ella la que había hablado.
 
-¿De que hablas? – Devolvió la pregunta Anny, que no comprendía a quien supuestamente debieron ver, Dul casi cayo en cuenta al instante y aunque quiso hacerle señas a Mai de que mejor se callara, supo que era mejor irse adaptando a la realidad, Poncho estaba aquí, Poncho y ella estaban en el mismo lugar.
 
-Poncho, ya llego – Fueron solo tres palabras, simples y directas, que le confirmaron a Anny, algo que trato de obviar por los últimos minutos, intento mantener su sonrisa, su mirada serena… pero desistió casi al instante, Poncho estaba aquí y los nervios no llegaron, el temor y las ganas de huir desaparecieron, en vez… ganas de verlo, abrazarlo y estar a su lado, acorralaron todo su ser, cada átomo de su ser.
 
-¿Anny? – Comenzó Dul, mientras le pasaba la mano por su rostro, para captar así su atención, esta sonrió al tiempo que tomaba la mano de Dul.
 
-¿Vamos arriba para que te arregles? – Fue lo único que expreso Anahi, mientras esperaban el ascensor las otras dos mujeres intercambiaron miradas contrariadas – No comiencen, este día es el de Dul y pese a todo lo que creen que me va a pasar y que yo se que va a pasar, no deja de ser el día de Dul – Finalizo, mientras iban entrando al ascensor, ambas asintieron y así en silencio llegaron hasta a la habitación de la novia.
 
Anny no se quería mentir, había decidido en algún momento de aquel amanecer/mañana, que lo mejor era ser sincera, al menos consigo mismo… su cuerpo le gritaba la necesidad de ir a buscarlo, pero su corazón – precavido y atormentado – la hacia recapacitar, la forzaba a pensar para al final decidir que tal vez no todo seria maravilloso como ella esperaba que fuera.
 
“¡RESISTE!” 


***
Ucker, Chris y Poncho se observaban definidamente, se volvían a ver después de tanto tiempo y aunque nunca perdieron contacto telefónico o, vía email, si había sido la temporada mas larga que pasaron sin verse, compartir un camino, un momento y una vida, no era tarea fácil; pero ellos se habían arriesgado a afrontarlo, aquella amistad que creció entre raspaduras de rodillas, mujeres, licor, libros y asados; hoy no era parte de su vida si no que era su vida.
 
Dar el primer paso siempre es duro, se sabe bien, pero como hombre, sensible y con ganas de entregarse a un momento nada masculino, se podía catalogar como un suplicio, entregarse a algo que mostrara su debilidad o el amor que los consumía, hacia a otro hombre, era tal vez algo que no se permitían demostrar... eran débiles ante sentimientos enceguecedores.
 
-Esta bien, daré el ejemplo - Murmuro mientras daba el par de pasos que faltaba, estiraba sus brazos y los abrazaba, Ucker y Poncho repitieron el movimiento, el mismo que realizaron millones de veces atrás pero, que en vez de ser mas sencillo cada vez, se convertía un poco mas bochornoso que el anterior... - Definitivamente no es lo mismo que abrazar solo a Ucker - Los tres rieron, un poco mas cómodos pero dispuestos a separarse en el segundo que cualquiera diera escapatoria.
 
-¿Ya viste a...? - Comenzó Chris, dispuesto a seguir ese hilo de impulso que lo llevaba a ser el primero en todo, Ucker golpeo disimuladitamente sus costillas, Chris lo volteo a ver con un poco de malestar pero aun así guardo silencio, Poncho distante a lo ocurrido, termino asintiendo.
 
-Si, la vi... Mai, esta súper cambiada, me ignoro por completo - Respondió inocente, creyendo que su amigo lo cuestionaba por su esposa, Chris frunzo el ceño, confundido... solo por segundos se quedo pensando en que se refería Alfonso, al final sonrió y asintió, supuso que el encuentro entre aquellos pelinegros no seria el mejor, pero tampoco como para que él se refiriera a Mai como cambiada.
 
-Tú y ella han cambiado... ¿Que, no lo ves? - Lo sorprendió con su acusación, Alfonso levanto sus hombros un poco incrédulo, tal vez algo chiquilín, no quería admitir que en cierto punto de esa línea él había cambiado y, que sobre todo, debía de aceptar el cambio de su amiga.
 
-Chris, no es momento... - Comento Ucker - La verdad es que Mai no ha cambiado, lo que cambio ha sido la relación entre ustedes dos - continuo mientras señalaba a Alfonso - Es algo normal cuando tu mejor amigo se va sin despedirse o, pero aun, pasa una larga temporada sin llamar - Alfonso abrió sus labios, dispuesto a refutar lo que decía su amigo, pero este hablo un poco mas rápido y al final guardo silencio - No te estoy culpando ni nada por el estilo... pero no es nuestro problema, yo con todo esto de ti y de Anny, de ti y de Mai y de ti y Dul, aprendí que no debo entrometerme; es tu vida... es la vida de ellas, lo importante es que hoy es el día de mi boda y, quiero que todo gire sobre eso... al menos hasta el momento en que Dulce Maria y yo digamos, acepto.
 
Christian y Alfonso se voltearon a ver, en solo segundos la sorpresa cubrió sus gestos y sin premeditar lo que causaría en Ucker, estallaron en carcajadas, estruendosas y sonoras, hirientes tal vez... pero con un fresco extraño en su interior; Ucker cruzo sus brazos sobre su pecho, indignado.
 
-¡POR FIN CRECISTE! - Expreso uno de los dos al acercarse a Ucker, en un momento de las carcajadas pasaron a los golpes y luego a las carcajadas pero esta vez compartidas por los tres, el silencio los arrollo en solo minutos para luego asentir, tenían que hacer tantas cosas y el día estaba pasando demasiado rápido.
 
Ucker termino de acomodarse el saco, Chris apretó la corbata del novio y Poncho los observaba desde un sillón, había pasado dos horas, en las cuales supo todo lo que necesitaba saber sobre su familia, sus amigos y, además se sorprendió por todo aquello que no supo, sobre Anny.
 
La puerta vibro en algún punto de la tarde, segundos antes de que la atravesara una mujer hermosa, enfundada en un vestido ceñido y elegante, la sonrisa en su rostro era deslumbrante, los hombres guardaron silencio.
 
-Andrea - mascullo Poncho, caminando hacia ella, esta dio una vuelta sobre su posición, mostrándole a Poncho como le quedaba el vestido que escogió con tanto detalle días antes, cuando él la había invitado a viajar a México.
 
-¿Como estoy? - Lo cuestiono con un brillo en sus ojos extraño, Poncho la conocía hacia poco menos de un año, una tarde de lluvia en la cual él había decidido caminar bajo de ella y olvidar, tratar de borrar el brillo de aquella wera de ojos azules que trastorno su corazón... las cosas, en el momento en que la conoció cambiaron un poco.
 
Después de cinco minutos Andrea le estaba contando su vida, le relataba su día a día y lo había invitado a pasar a su departamento y presentarle su pequeño mundo, él no dudo en aceptar, creyendo que estando allí, entre las paredes de aquel departamento o entre los pliegues de la mujer olvidaría todo.
 
En el marco de la puerta de entrada, el se dio cuenta que no seria capaz y dando un paso atrás se lo hizo saber, Andrea se rió... mostrando con sus carcajadas continuas y frescas su desconcierto, ella no lo había invitado para lo que el se había imaginado, realmente... buscaba en Alfonso otro tipo de aire, nunca sintió tal conexión con otra persona y MENOS con un hombre, quería conocerlo, exprimir su pasado, descubrir su presente y dejar de lado el futuro; poder encontrar en él lo que quiso encontrar entre un par de piernas torneadas  y un pecho prominente.
 
ERA LESBIANA.
 
-Estas como para que nuevamente te ruegue de que cambies de parecer - Respondió Alfonso con todo el humor posible, Andrea se sonrojo un poco antes de golpear el pecho de su amigo, amaba cuando Poncho bromeaba con sus gustos sexuales y no porque dudara que realmente amaba el caminar pausado y cadencioso de una mujer, si no porque le gustaba sentirse deseada... ¿Quien no?, así fuera solo una broma.
 
-Lo se - Respondió segura de si, sonriendo... Alfonso sonrió realmente alegre, agradecía tanto de ella su frescura, que realmente muchas veces si le había pedido que cambiara de gustos, seria tan fácil adecuarse a su compañía, a sus gustos... volverla parte de su rutina, pero no era posible...
 
"El Amor No Es Como Un Perfume Que Puedes Elegir Cual Te Queda Mejor"...
 
-En fin, venia a avisarles que la ceremonia comenzara en media hora... ¿Están listos? - Los cuestiono bromista, los hombres asintieron divertidos, después de que Poncho les había aclarado que solo dijo lo de que eran novios por ver la reacción de Ucker, les comenzó a caer mejor Andrea, aun cuando era la segunda vez que la veía el novio y la primera que la veía Chris, se declaraban culpables por tratar de aun defender los intereses de la pequeña Anahi.
 
-Te importaría... - comenzó Poncho minutos después al notar que ella no se marchaba y sabiendo, o mas bien reconociendo, la necesidad de unos minutos mas de intimidad.
 
-Claro, se me olvida... estos momentos de hombres cariñosos - mascullo intencionalmente para ocasionar entre ellos sonidos guturales supuestamente masculinos.
 
-¿Estas seguro? - Le pregunto Poncho a su hermano, justo cuando la puerta se cerraba, Ucker lo miro con los ojos como platos y asintió sonriente - Debo de decirte, por compromiso entre los hombres, que mi hermana es un poco difícil, caprichosa y terca...
 
-También es engreída, egocéntrica, chiquilina y, creo que mi mayor debilidad ¿Tengo salida? - cuestiono a sus amigos, esta vez Chris se acerco, con su rostro tatuado con sabiduría que le brindaba un matrimonio de varios años...
 
-No, no tienes salida y que bueno es no tenerla...
 
"Elegir caminar a tu lado... con tu luz acompañando mis pasos y nuestros latidos guiándonos..." 

***

Y entre esa mezcla de gritos y lagrimas estaba Dul, observando el circulo de mujeres que la rodeaba, sus madres - De Ucker, de Mai, de Chris, de Anny y la propia - y sus amigas, todas le indicaban algo por hacer y también le recordaban que no hacer, su corazón latía tan fuerte que se creía sorda al solo lograr escuchar su palpitar apresurado.



-¡BASTA! - grito la pequeña Herrera, causando sonrisas entre la gente que la rodeaba - no necesito mas sugerencias, se que debo de hacer... debo amarlo, solo eso debo hacer.

Todas abrieron paso cuando Dul comenzó a caminar, estaba perfecta... casi en la puerta Anny corrió a su lado, la abrazo con fuerza... imprimiéndole todo el amor que sentía.

-Gracias - Murmuro la peque del grupo, Dul la observo confundida - Gracias - Repitió ella, no pensaba darle explicación, era lo que sentía... lo que realmente le agradecía era la oportunidad, la segunda, la tercera... la cuarta que le daba cada día de encontrar a alguien que aun estaba ahí.

¿En que momento cambia tu vida, en que momento todo se cae...en que momento todo renace... en que momento?

La música que marcaba el momento que debía ingresar al lugar comenzó a retumbar entre las paredes del lugar, Dul trago grueso antes de tomar el pomo de la puerta, arrepentirse y salir corriendo hacia su madre, esta vez era ella la que agradecía...

-Gracias mami, gracias - volvió a correr esta vez hacia la puerta y al abrirla se choco con la organizadora de la fiesta, aquella mujer cincuentona que contrato tres meses antes cuando Ucker y Dul estaban a punto de cancelar todo, por el constante estrés de la mujer.

-Debes esperar acá, primero van las damas de honor - Le recordó con aquellas torcida sonrisa que tanto odio durante esas semanas, al final asintió y observo como todas las mujeres que se encontraban antes adentro, iban saliendo una a una... por otra puerta vio como salían, los esposos de las mayores y por ultimo Chris y Alfonso... su hermano, había llegado.

Dicen que los gemelos tienen una conexión extraña, sienten y viven las cosas del otro, ellos no eran gemelos, la distancia de sus edades era tal vez un poco extensa, pero la conexión era gigante, cuando sus ojos cafés claros, chocaron con los verdes grisáceos de su hermano, una sonrisa se curvo en el rostro de ambos, entre la marea de gente que iba acomodando, los dos se abrazaron, aun distantes... aun en sus puestos, no había tiempo para un acercamiento perfecto... además, allí también estaba ella, apenas saliendo del cuarto, luego de algunos segundos donde adentro respiro tres veces, contó hasta diez y se recordó que no tenia otra opción debía de salir.

Anny...

- Anny - murmuro Poncho sin pensarlo - Anny - Repitió un poco mas fuerte, incapaz de controlar su necesidad de llamarla, de tenerla cerca... el bullicio impidió que la mujer lo escuchara la primera vez y que distinguiera su voz de él la segunda, solo supo hacia donde mirar para solo encontrarse con Chris, este trato de sonreír mientras movía su cuerpo tratando de cubrir a Poncho.

Dul se carcajeo a espaldas de Anny, al haber sido consciente de todo... son ridículos, se repetía, una y otra vez.

Anny la volteo a ver confundida... tironeada del brazo por parte de la organizadora y sin observar hacia donde la llevaban, termino por alejarse.

- Ustedes van a entrar juntos, pues son la madrina y el padrino ¿Esta bien? - ambos asintieron - ¿Se conocen? - cuestiono, al notar que Anny aun se sobaba el brazo sin observar al hombre y este la observaba con detenimiento, guardando tanto silencio y deteniéndose en cada respirar, que se le hizo extraño.

-Si, nos conocemos ¿O no, Anahi? - Respondió aquella voz ronca y perfecta a su espalda, todo su cuerpo tembló y ella se paralizo...

ERA ALFONSO.

La necesidad de tocarla.

La certeza de saber que no debía.

La realidad de que sus manos ya se movían.

Cuando Anny sintió las manos grandes de Alfonso sobre sus hombros desnudos, tuvo que sostenerse del pequeño ramo que sostenía con sus manos, creyendo que de repente tenían raíces que la sostenían... que detenían su caída, se sintió tan débil pero a la vez tan excitada que su mundo giro.

Cuando Alfonso giro el cuerpo de Anny para tenerla frente a su rostro, tuvo que admitir que aun su corazón latía tan fuerte que parecía un adolescente, creía que la había superado pero ahí estaba creyendo que la vida volvía a ser vida cuando sus ojos de ella brillaron por las lagrimas... tantas emociones.

-Ahora van ustedes - Hablo de nuevo la organizadora de la boda, tirando de ellos... obligándolos a caer en aquella línea paralela donde solo eran asistentes de la boda de sus mejores amigos.

De fondo escuchaban los acordes de "Estoy Enamorado" la canción que al final eligió Dul, en su afán por no ser una mas que utilizaba la misma tonada sin letra, sin significado y tal vez no era la canción de su historia, pero era la que había encontrado cuando iba en su coche, rendida y decidida a ser una mas... la letra le fascino y al final la escogió; a Ucker no le importo, pues el solo quería casarse.

Al momento de separarse, al final del pasillo de la iglesia, el instante se hizo eterno, reuniendo fuerzas para dar un paso al costado, se tomaron de las manos... débiles, cayendo en la tentación, la electricidad corrió...

"Cuando Enfrentas Tu Debilidad, Cuando Peleas Para Al Final Caer Felizmente..."

Parecía atracción pura, sus ojos no parpadeaban, no se enfocaban en otra cosa que no fueran los del otro y, sus comenzaban a acercarse, un paso tras otro...

Una tranquila voz, recordándoles que todo existía...

-Anny - Murmuro Mai, precavida y tal vez un poco egoísta, no quería que ella volviera a caer y que el tampoco... se habían herido y peor aun, los habían herido a los demás.

Anahi dio media vuelta, tomando fuerzas de su débil ser, suspiro al llegar al lado de Mai y ella sintiendo la presión sobre el cuerpo de su amiga, la abrazo levemente, solo segundos pues ya ingresaba Dul, tomada de su padre.

Estaba perfecta...

***
-Muchas veces en el camino nos preguntamos ¿Que es el amor? ¿Que es aquello que mortalisa el momento  y lo tatúa en el alma?, pasamos la vida tratando de darle un porque a todas aquellas respuestas, algunos los encontramos hacia algo que solo se siente en tu fe y otros, - continuo mientras señalaba a la pareja que temblaba frente a él - lo encuentran en la mirada del otro, sin saber que aquello es el amor... solo reconociéndolo que de saberlo, de poderle dar un significado, aquel parpadear seria el mas cercano.


-Bueno, pero para no parecer tan enamorado del amor - murmuro el padre, aquel que los había acompañado a los Uckerrera en cada ceremonia, desde que los pequeños no tan pequeños habían nacido - que lo estoy, dejare que digan sus votos.

-Yo quiero empezar - Mascullo Ucker, sintiendo como aquella primera lagrima, ingresaba por sus labios y le daba un gusto salado y perfecto - Cuando mi mejor amigo me dijo que iba a tener una hermanita, te odie; por él... - señalo a Poncho que estaba a su espalda, sonriente y mirando a Anny - porque él estaba celoso de no ser mas el niño, porque ya no seriamos los niños del grupo y una niña iba arruinar el cuadro, cuando te vi. a los meses de haber planeado la mejor forma de que tus papas decidieran llevarte, aun sin nacer... me enamore - un sollozo interrumpió el discurso que nunca le nació para escribirlo, Dul trago grueso... segura de que estaban destinados a estar juntos - me enamore de la pequeña Herrera, como siempre te llamamos; quise cuidarte y nunca alejarte, y sin saber que aquello era amarte, siempre te quise, como mi hermana...

-¡Entonces, que incestuoso eres! - mascullo Chris con toda burla entre sus palabras, todos los presentes rieron a carcajadas, seguros que no podría ser completo sin una broma de él.

-Al menos no lo somos - Dijo a modo de respuesta Dul, limpiando las lágrimas que no dejaban de cubrir las mejillas de Ucker - Continua.

- De pronto en querer verte como hermana, me quede un rato largo; pero sabia que a medida que ibas creciendo, te volvías mas imposible para mi, Poncho te sobreprotegía - Dul frunzo el ceño - y yo también, lo acepto - continuo apenado - creo que en toda esta historia, debo darte las gracias por amarme y haber regresado, por darme la oportunidad de amarte, de expresarte lo que siento y de estar hoy aquí, frente a mi, escuchando todas estas palabras temblorosas que logro expresar... prometiéndote que aunque pasen muchos años, siempre deseare tu trasero, me embobare con tu sonrisa y te mirare siempre a los ojos... te amo. - Termino de sopetón, sonriente y orgulloso de haber parado de llorar, Dul conmovida dio un par de pasos al frente, queriéndolo besar... El padre la detuvo.

-Aun no jovencita, vas tú.

Dul sonrió un poco nerviosa, realmente quería decir algo tan sentido como Ucker.

-Debo admitir que todo esto comenzó como un, ¿Por qué no te atreves? y, creo que aun lo sigue siendo, ¿Por qué no me atrevo a decirte lo que siento, por qué no me atrevo a besarte primero... por qué no te digo que si?  si al final todo aquello es lo que quiero, quizás en este momento, como lo hemos dicho miles de veces, pensemos que perdimos mucho tiempo, pero realmente... comienzo a pensar que fue el justo para poder hoy estar aquí, de pie junto a ti... mirando tus ojos llenos de lagrimas, dedicadas a mi.

Ucker sin emitir palabra, pero con el simple movimiento de limpiar las lagrimas que caían por sus mejillas de ella, le aclaro que ella también lloraba, que ambos lloraban de alegría.

-Porque se que lloramos los dos, felices de culminar y empezar toda esta historia... se que si hoy te entrego mi vida la cuidaras, porque es la tuya también, se que me entregas tu vida, porque también sabes que la valoro tanto como la mía... eres mi verdad, mi confianza, mi seguridad, mi vida... y mi destino final... te amo.

Esta vez fueron ambos los que se acercaron a besar, la mano callosa pero suave del padre fueron lo que al final besaron.

-Aun no - murmuro él - faltan algunas cosas, chicos; los anillos - murmuro, mientras miraba a su alrededor, Poncho y Anny se acercaron lentamente, ella llevaba el de él y él de el de ella, se pusieron frente a frente igual que Dul y Ucker.

-Es una tradición, pero en ella deben de demostrar que es un circulo indestructible, formando por sus manos y de los pequeños que vienen, se va creando con amor, sinceridad y confianza... - Comenzó Anny, temblorosa y sintiéndose entupida por no poder dejar de observarlo a él.

-Amar, es la prueba mas dura que todos enfrentamos en la vida, amar es una lucha diaria, un encuentro a cada segundos y desencuentros en el camino, deben de ser fuertes y fortalecerse cada vez mas, este es su circulo... - Era un hipócrita, se lo repitió una y otra vez millones de voces en su interior... como era posible que él estaba allí, hablando de amor cuando al final no soporto perderla.

Anny le entrego el anillo a Ucker y aunque debía volver a su posición se quedo allí, escuchando las palabras de él, jurando en su interior amar a Poncho, como Ucker juraba amar a Dul.

Poncho se detuvo también, no por querer escuchar las palabras de su hermana si no para descubrir el porque del detenimiento de Anny, de repente sintió que la distancia era mayor, que no era solo un par de centímetros... si no una vida entera y caminos que por fin se habían separado, abrumado por su descubrimiento se alejo, Anny observo cada paso que él dio, también se retiro.

La ceremonia siguió sin contratiempos, al final todos soltaron algunas lágrimas con el amor que ellos se demostraban, un amor puro...

***
En una mesa estaban escritos los nombres de ellos con detenimiento, Mai y Chris juntos, a su lado de él, Anny y ahí estaban la pareja de casados, luego Poncho y a su lado Andrea... las cosas habían cambiado un poco, no contaban con la visita de ella, que de repente se los había ganado a todos los hombres.



-¿Te importaría si hablamos? - Pregunto Poncho en algún momento, Anny sintió una corriente extraña en su interior, creyendo que le hablaba a ella, al levantar la mirada de su plato, cayo en cuenta que esta vez era Mai el destino de sus palabras, se odio por la esperanza que no se apagaba.


-Vamos - Indico la pelinegra al levantarse de allí, Poncho la siguió hacia la salida...

-¿Qué te pasa? - Lo cuestiono Poncho, al detenerla en medio del camino, aquel jardín iluminado bajo el manto negro de la noche - ¿Por qué estas así? - Quiso saber, demostrando realmente su confusión, la sorpresa que se mostró en los rasgos de Mai, termino confundiendo aun más al hombre.

-¿En serio me lo estas preguntando? ¿En serio quieres saber que me esta pasando? - Espeto con fuerza Mai, estaba realmente cansada de escuchar sus preguntas, de verlas con la sinceridad con las que las formulaba, en sus ojos - Bueno, viniendo de ti creo que si lo dices en serio... eres un cínico - Mascullo con ira, dándose la vuelta unos segundos después, dio unos pasos adelante, dispuesta a darle solo segundos.

-¡Eres una dramática! - grito sin ganas de mediar las cosas entre ellos, la mujer se volteo a verlo confundida, incrédula mas bien de lo que escuchaba - Solo me fui unos días, me marche por algunos momentos... no te deje toda la vida.

Mai se acerco con tanta fuerza hacia su amigo, que al estar junto a él, tuvo que dar un traspié para poderlo observar bien.

- Tienes razón... - decidió admitir.

-¿Tengo razón? - Pregunto incrédulo, pero al final sonrió ganador.

-Si, tienes razón... no me dejaste toda la vida, pero te marchaste sin decir nada, por Anahi... por una mujer, o mas bien por tu propia debilidad de no enfrentar tus propias cosas, tus sentimientos...

-Maite... - Quiso detenerla...ella hizo una mueca furiosa que lo detuvo.

-Alfonso, yo te quiero... eres mi mejor amigo, eres el padrino de mi hijo, pero a mi me dolió que te marcharas, que decidieras no volverme a hablar.

-Necesitaba espacio... necesitaba alejarme de todo esto, de ella.

-Yo no soy ella, yo te he acompañado en toda tu vida y si, puede que necesitaras un poco de soledad, pero yo necesitaba apoyarte, quería estar ahí... - una lagrima solitaria, intento salir - de pronto nos imaginamos otro tipo de cosas, quizás en esta línea de amistad, vemos diferente la forma en como se debe  apoyar a su amigo.

-Mai... - ahora quiso detenerla, para que no se alejara de él, que no se alejara su alma.

-Siempre seremos amigos, pero yo... yo necesito que te alejes de mí ahora.

-Pero yo quiero estar contigo, eres mi amiga...

-Ahí veras lo que es enfrentar que tu mejor amigo quiera diferente cosas que tu... - dio un paso al costado, mirándolo de una forma tan extraña que él se detuvo al instante, Mai volvió a estar frente a él  y cariñosamente beso la frente de su amigo, un beso que él sabia era como de una media despedida...
***
Solitario como quedo aquel jardín Poncho comenzó a caminar, en que momento la esperanza de que todo el mundo se tirara hacia él con ganas de abrazarlo por haberlo extrañado, cambio a que Mai, su mejor amiga le dijera que necesitaba un poco de tiempo para perdonarlo...

Fue un tonto...  y todo por ella.

-Poncho - Era Andrea - ¿Estas bien? - Solo escuchar su voz fue suficiente para que algo en el se terminar de romper, volteo rápidamente y la abrazo, con tanta fuerza que ella pensó que en algún momento se le fue el aire, aun así no lo separo, sabiendo que su amigo necesitaba aquello. 


***

Anny, un poco cansada de estar encerrada y viendo que Poncho no regresaba, aun minutos después de que Mai volvió y que Andrea se había marchado, decidido salir.

Caminar como aquella noche donde sintió que Poncho había quebrantado todo lo que habían construido o como ella donde llego tan tarde que él nunca quiso escucharla.

Sabia que no debía llorar, que no tenia porque, pero verlos ahí, abrazados con tanto cariño y luego ser testigo de como Poncho enmarcaba el rostro de Andrea, de la misma forma como alguna vez lo hizo con el de ella, quebró un poco su corazón... un poco mas.

Absorta estaba ella.

-Anahi, ¿necesitas algo? - Pregunto Poncho, ella siendo consciente de que la imagen que observaba se había terminado, y que ahora ellos la miraban con caras expectantes, nerviosa se sonrojo.

Andrea fue consciente de ello y sin decir más, y pese a ver como su amigo necesitaba su compañía, se marcho.

-Anahi, ¿Necesitas algo? - Volvió a repetir.

-¿Estas con ella? - pregunto su subconsciente, tonto e impulsivo, el rostro de Anny fue de sorpresa de sus propias palabras.

-Realmente, no creo que te importe... - Mascullo serio...

-Sabes que me importa - murmuro ella, tratando de acercarse un poco a él y no propiamente por un acercamiento físico.

-No, no lo se... y no veo porque Anny, hace mucho que  nosotros no tenemos nada y que además no debemos de interesarnos por las cosas del otro.

-¿En serio crees eso...? - Necesitaba saber la verdad, reconocer en su voz y ver en sus ojos... sinceridad.

-En serio lo creo - decidió decir, dejando atrás todas esas horas de pensar ¿será que...?

Aceptar que tus sentimientos son pendejos, que el sueño que compartiste en el pasado ya no es el sueño del otro, saber que desaprovechaste aquella oportunidad, admitir que la dejaste de pelar... que escapaste ante tu mayor desafió, es todo aquello que te obliga a darle la espalda a la vida y caminar.

Tu camino y mi camino, se unieron en el momento preciso, tu vida y mi vida, formaron marcas en mi alma que feliz llevare, con orgullo y dolor...

"AMAR, AMAR... AMAR... AMAR, AMAR"

-Anny - Murmuro, a aquel silencio que ya se había alejado otra vez...

FIN.