Felicidad, felicidad es aquello que tal vez todos sin admitirlo, deseamos, aquel sentimiento de regocijo, de emoción, de adrenalina pero sobre todo de plenitud, vivo… es todo lo que uno anhela pero no consigue, o al menos, nunca es consciente de que lo consiguió…
Felicidad y alegría, tal vez su única diferencia, donde radica su punto de importancia entre uno y el otro, es por la trascendencia de lo que se siente, la alegría llega a ser tan… ¿efímera?, tan de momento y tal vez, tan de siempre y diaria; pero la felicidad es como la esperanza de saber que aunque tarda, esta… “existe”, que aunque ausente en aquellos momentos donde gritas por ella, llegara justo y cuando debe de hacerlo.
La felicidad, como la esperanza es una certeza.
La felicidad, como la vida es lo único que aprendes a valorar en la muerte.
Y, la felicidad enamorados siempre esta presente, aun cuando lloras por el sufrimiento de sentir, pero al sentir vives y por vivir de esa forma, todo vale ¿no?
Al menos aquello era lo que creían firmemente Anahi y Poncho, cuando ya estaban a punto de cumplir 8 meses, meses en los cuales cada día y noche se llenaban de una constante magia casi ilógica pero real, el amor extraño, raro y hasta un poco confuso era el que vivían, desde aquella noche llena de juegos pirotécnicos donde recibieron aquel nuevo año diciéndole si a la oportunidad de amarse, diciéndole si a la posibilidad de un futuro, diciéndole si a aquellas mariposas que volaban en su interior, simplemente diciéndole si a ellos mismos.
-¡Por fin! – Grito Poncho aquella noche cuando terminaron aquel tiempo eterno pero no suficiente en el cual se entregaron a besarse, a conocer aquella sensación que era besar al hombre o a la mujer que les pertenecía.
-¡Estas loco, bájame! – Le pido entre risas Anny cuando estaba aun en el aire, sintiendo el viento chocando contra su rostro, casi como el amor que rosaba su corazón.
-¿Loco? – Pregunto mas para él que para ella cuando los dos estuvieron tocando tierra - ¡Loco, loco… loco por tu amor…!
-Es mi efecto Puente – Guiño un ojo - ¡Loca, loca… loca por tu amor! – repitió el tono, el gesto y el sentimiento impreso en las palabras que acababa de pronunciar el hombre.
-Es mi efecto Herrera – repitió la frase… y si, lo era… pero no de una familia, o de ese deslumbrante encanto que ambos fueron construyendo con el tiempo, si no por la ceguera que daba el sentimiento, la cuestión de querer.
-Te quiero – murmuraron ambos antes de besarse otra vez, no sabían cual vez era aquella pero estaban conscientes de que aquel, solo era el primer día de una larga cuenta.
Te quiero, lo sentían, era algo genuino y mágico pero era tan pobre con lo que comenzaban a sentir con el paso del tiempo, la rutina llegaba y aunque intentaba aplastar el sentimiento de antes, ellos luchaban, contra las propias ocupaciones y las ganas de dar marcha atrás y que todo se fuera por la borda…
Era un amor a la antigua y por tal los detalles continuaban, era parte de esa magia que se impedían acabar.
-¿Que? – Pregunto asombrada Dul unos meses atrás.
-Que tanto te asombras, yo siempre te he dicho que Ponchito es todo un caballero – esta vez fue Mai la que hablo, interviniendo por su amigo, cuando nuevamente Dul se burlaba de lo que Anny emocionada les contaba sobre algún detalle único que haya tenido Poncho, siendo casi como un joven adolescente con alma, mente y corazón de un viejo caballero.
-¡Contigo! – La apunto Dul – Contigo siempre lo ha sido y ahora mas – la acuso, Mai se sonrojo un poco mientras acariciaba su ya un poco abultada panza.
-¡Definitivamente que rápido te sonrojas! – se burlo Anny que enternecida también acariciaba la panza de Mai, tenia 6 meses y el tiempo corría tan rápido en aquella nueva y extraña familia, tanto asi que Anny sentía que si pestañeabas te perdías de algo increíble, May y Chris por fin habían quedado embarazados, el plural que el hombre los había obligado a utilizar, él tenia los antojos y los mareos asi que se creía lo suficientemente merecedor de estar embarazado también.
-Entonces – comenzó Mai luego de algunos segundos - ¿Ya se lo dijiste? – Dul miro confundida el rostro de las demás mujeres al escuchar la pregunta, luego vio la negación que hacia Anny con su cabeza y supo de que hablaban.
-¡¡Es el colmo!! – La acuso Dul con la mirada - ¿Cuánto llevan ya? – Pregunto, aunque sabia perfectamente la respuesta – ¡Van a cumplir 7 meses y nada que se dicen que se aman! – se rio – es mas – mordió su labio inferior perversamente - ¡Nada que se comen la torta antes del recreo! – se mofo, su risa fue casi histérica e hiriente para Anny, ella sabia que era verdad lo del cambio del te quiero, al te amo… pero no sabia como dar aquel paso, cerrar los ojos y gritarlo como lo hacia siempre, siempre… en sueños, resultaba bastante buena idea, pero luego lo veía a él, a los ojos y escuchaba ese simple te quiero por parte de sus labios y todo se frenaba, no quería correr… pero ya estaba hundida, completa y perdidamente enamorada de él… y, bueno… hacer el amor era simplemente otro cuento.
También en eso era todo un caballero Alfonso, y Anny lo había agradecido al principio, había admirado su auto control cuando se besaban desaforadamente, cuando el sudor cubría su frente por el calor que los roces de sus cuerpos aun con ropas le producían, si, sintió todo aquello: admiración, respeto y agradecimiento… pero al principio, ahora simplemente quería saber el por qué de que Alfonso, básicamente no subiera aquella mano de su muslo hasta el interior y secretamente prometedor interior de sus piernas.-¿Es en serio? – Pregunto Chris una vez, entre asombro y burla, Poncho le dirigió una enojada mirada lo cual simplemente incentivo mas la burla del hombre - ¿Cuál era tu record? – Lo cuestiono mientras adoptaba aquella pose de misterio.
-¡Cállate! – le advirtió con ira Herrera, este se rio dispuesto a seguir.
-¿Una cita y a la cama? – continuo sus preguntas mientras se rascaba su cabeza, simulando que realmente lo pensaba, Ucker decidió participar.
-¡No Chris, estas equivocado! – se mofo también.-¡Tienes toda la razón mi buen querido amigo! – se abrazaron por los hombros, situándose frente a Poncho el cual no disimulaba la ira que cargaba su mirada.
-¿No fue a él? – se pregunto la pareja de hombres entre si.
-Si, si fue a él – respondió Ucker por la pregunta de su amigo.
-¿Cuántas veces fueron Poncho? – esta vez Chris le pregunto a Poncho, este les dio la espalda indignado, esperaba su apoyo no su maldita burla.
-¿10…15? – Respondió a modo de pregunta Ucker – Realmente no me acuerdo… pero fueron bastantes!!!-Si… - continuo Chris – bastantes las veces donde no acababas una cita y ya estabas teniendo sexo con tu compañera en el baño del restaurante – se burlaron ambos - ¿Cuántas veces fueron Poncho? – repitió esa hiriente pregunta.
-Es que – los miro ya no con ira si no con una especia de confusión pero sobre todo de frustración en sus ojos – con ella, no seria sexo… - suspiro frustrado
Frustración, aquel era el sentimiento anímico de él, ese que trataba de disfrazar cada vez que iba a visitar a Anny, en su apartamento, en aquel lugar vacio… o cuando la recibía a ella en el suyo, igual o mas vacio y lo peor es que aquella frustración simplemente era sexual, por no encontrar la forma de sacar toda aquella pasión y excitación que le generaba Anny… pero, no quería correr, necesitaba que ella estuviera segura, tanto como él lo estaba desde el minuto uno de su relación.
Se había convertido en un estúpido niño, sin saber como actuar… ¡Ni siquiera atreverse a plantearlo!... Pero, ¿Cómo se hacia aquella pregunta? Una pregunta que el nunca necesito plantear, cuando tuvo su primera vez, tantos años atrás, sus compañeras estaban en la época de conocer y casi se habían tirado encima, después llego la fama de galán y solo tuvo que escogerlas… asi que, plantearse la posibilidad de decirle a su novia.
-Mi amor… ¿Quieres hacer el amor conmigo, Me quieres dejar Amarte? – Oh, hasta tenia pesadillas con eso, soñaba mas de la cuenta en como decirle, casi si debía convencerla que con el simple sueño de la consumación…
Ya llegaban a los 8 meses y estaban felices.
-Hola mi amor – Lo saludo Anny al entrar a su oficina en un día de Agosto, una sonrisa estaba tatuada en su rostro…
-Hola – la miro - ¿Tu por que tan contenta? – La interrogo cuando la tenía entre sus brazos y besaba su frente…
-Tu secretaria – viro los ojos – aun no acepta el hecho de que pueda pasar sin avisar – se rio por lo bajo mientras Poncho la apretaba mas hacia su cuerpo.
-Si quieres le digo algo – Le aseguro con la mirada, era su propuesta diaria cada vez que Anny se burlaba del enojo de la mujer de largas piernas que enfurruñada la dejaba pasar, Anny volvió a negarlo.
-No, no le digas nada – le pidió – O si no, dejaría de reírme de ella… - volvió a reír.
-¡Que mala mujer eres! – Exclamo mientras se sentaba en uno de los sillones de la oficina, Anny lo miro desde su posición, unos metros alejada y aun de pie, se acerco lentamente a él y situó uno de sus pies entre las piernas abiertas del hombre.
-¿Muy mala? – Le pregunto mientras se inclinaba hacia a él, aun con ese jugueton y pequeño pie entre sus piernas, sin moverse me colocando completa y excitadamente nervioso a Poncho.
-Anny – murmuro mientras sus labios temblaban, su respiración era descontralada al igual que el flujo de su sangre, que iba en aumento, aquella mujer sabia perfectamente como ponerlo nervioso… y peor aun, excitado… Anny se rio por el gesto de su novio, se tiro encima de él quedando perfectamente sentada, con sus piernas rodeándolo, Poncho instintivamente la tomo por las caderas acercándola mas a él, mas a su…
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