Capitulo 42
"Pedro"
Poncho cerro las piernas quedando las de Anny
completamente rodeándolo, tomo un poco impulso para sentarse, aun sin dejar de
besarse simplemente haciéndolo un poco mas intenso, volviendo aquel leve
contacto todo un rose ya no de sus labios si no de sus cuerpos, los pantalones
que usaban hacían el contacto un poco leve aun así sus intimidades se palpaban
de una manera única y exquisita.
Escucharon un carraspeo, escucharon otro y al
siguiente siendo un poco mas conscientes de la situación rápidamente se
levantaron, sus cabellos estaban un poco revueltos y sus labios los bastante
hinchados, Anny estaba realmente apenada.
- Este no es lugar para lo que hacían – Decía
uno de los de vigilancia del aeropuerto – debo llevarlos a comisaría – Anny
abrió desmesuradamente los ojos “No puede ser”
- Señor, nosotros lo entendemos – comenzó Poncho
tratando de manejar la situación – pero nosotros le prometemos no hacerlo mas…
- ¿Se dejaron llevar? – Termino la frase como si
aquello fuera lo que siempre escuchaba por parte de aquellos adolescentes
calientes que no eran capaces de diferenciar entre una cama cómoda o el
pastizal incomodo.
- Es que – tartamudeo Anny mientras veía el
reloj – Poncho!! – grito asustando un poco al aludido.
- ¿Qué paso?
- Mis
papas… mis papas deben de estar aterrizando – Maldijo haber caído en aquel
embrujo de sus labios, como podía haber perdido tanto la noción del tiempo.
- Oficial – comento Poncho tratando de subirle
el ego al hombre.
- Esta
bien jóvenes – se rasco su calva – váyanse, pero que no vuelva a pasar – para
Anny ese fue como el punto que ella necesitaba para salir corriendo, y así fue
pasando al lado del hombre cincuentón murmurando un gracias mientras Alfonso
iba un poco mas despacio detrás de ella.
- Matador – murmuro el hombre hacia Poncho, así
se sentía el un galán, tenia a aquella mujer que deseaba y realmente como la
deseaba – pensaba mientras se miraba la entrepierna – ese beso, sus brazos, su
suavidad – pensaba, cada parte del cuerpo que había logrado palpar en un leve
roce era un suspiro que ambos mandaban al aire, al llegar a la ala de vuelos
internacionales se dieron cuenta que era verdad el Vuelo 1224 de la aerolínea
iberia ya había aterrizado, Anny estaba nerviosa por volverlos a ver y por aquel
hombre al lado de ella.
- Tranquila – decía rozándole la mano, sonría de
forma diferente y aunque Anny también deseaba sonreírle los nervios la estaban
matando, cuando vio que se abría la puerta y se encontró con los ojos azules de
su madre no pude hacer otra cosa que correr, correr a su encuentro.
- Mama!!! – grito sin importarle estar en un
lugar publico, aquel mes sin su madre había sido duro, sin su padre había sido
una tortura y sin ambos casi como una condena
- Mi amor – repetía su madre, una mujer igualita
a ella solo con sus ojos marcados por el paso de los años, detrás de ambas un
hombre alto, moreno y de ojos verdes, para cualquier mujer un espectáculo pero
el brillo que el tenia no era causado por otra cosa o por alguien mas que las
mujeres abrazadas frente a el, este hombre hizo un sonido gracioso con su
garganta intento captar la atención de sus mujeres, Anny lo miro alegre ya con
los ojos encharcados.
- Papi – repetía una y otra vez mientras su
padre la abrazaba fuerte, uno de esos abrazos del oso tan reconfortantes cuando
sientes algo apachurrado adentro, de eso que te quitan al aire al mismo tiempo
que te revitalizan todo.
- Mi niña – le acariciaba el rostro al mismo
tiempo que abrazaba a su esposa.
- No puedo creer que ya estén acá, hubieran
venido dos días antes – ni pudo evitar recriminarles.
- Ayyy jovencita teníamos muchas cosas por
hacer, además si hubiera sido asi no hubiéramos traído tu sorpresa – comento
misteriosa su madre.
- Pero si ni siquiera traen maletas – comento
Anny mirando a su alrededor - ¿Dónde están mis sorpresas? – pidió como una
niña.
- Justo trayendo el equipaje – comento su padre
con orgullo – ambos - Padres Puente –
dieron un paso al costado para que Anny pudiera ver cual era su sorpresa, y
allí estaba entre tres gigantes maletas, tratando de impresiones a los puente
pese a que estos ya lo amaba, ahí estaba justo como ella lo recordaba, su
cabello negro un poco largo y en un peinado extraño pero moderno hacia arriba,
su barba de dos días dándole un toque tan sexy que era hasta una propuesta
encubierta, un jeans pegado, una camiseta roja con letras negras “Vivir” y una
chaqueta de cuero que Anny recordaba haberle dado y aquello, lo único que ella
ansiaba ver, la ansia en sus ojos por el encuentro, la sonrisa que ella
aprendió a sacarle a el y esos brazos preparados para darle la bienvenida otra
vez
- Pedro – Grito ella.
- Princesa – Le respondió el…
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