Capitulo 6
"Hasta Podría
Demostrárselo"
“Tengo 30, tengo 30… tiene 30 él tiene 30” no sabia por qué, pero
desde que el había pronunciado aquellas palabras se sentía en el limbo, en una
línea extraña donde todo esta lejano e inalcanzable, ¿Cómo era posible? “¿Por
qué, por que me importa tanto eso?” era algo que también se preguntaba, de
pronto era por que internamente esperaba una edad menor, la esperanza de que la
edad no fuera algo que los separara “¡Pero que rayos! Eso a mi que me importa,
apenas lo conozco pero… pero…” era lógico que no terminaría aquella frase,
apenas lo conozco pero siento que ha estado ahí siempre, lo conozco de toda la
vida y no de horas, claro que no lo haría, ni siquiera se permitiría pensarlo,
ella no estaba ni para problemas amorosos, ni para ilusionarse por alguien que
no conocía “¡QUE VIEJO, QUE VIEJO ESTA!” al final había gritado frente a uno de
los espejos en la habitación del Hotel, “Que viejo, pero que lindo, que
interesante”
- Ya – se había recriminado nuevamente, para
ella nunca la edad había importado, ahora se recriminaba, se prevenía no por
ella, si no por él, por su reacción, por aquella mirada tan fría y desagradable
que le había brindado, por la decepción que vio en sus ojos y por el eterno
silencio que le siguió a esa ni siquiera conversación.
Aun así se preparaba para una invitación que el
le había dicho.
- ¿Quieres venir? – le había dicho en el
Ascensor cuando estaban a punto de separarse de aquel “Extraño día”
- ¿Donde? – Hoy es la inauguración de uno de
nuestros hoteles, “Eco” es el nombre y me gustaría que estuvieras, así te
presento a Dul es de tu edad – había terminado la frase con aquel horrible
final, pero ella no quiso demostrarle nada, no pudo hacerlo y con su frente en
alto le respondió.
- Claro no me lo perdería por nada, ¡Estoy
cansada de estar con viejitos! Tu entiendes – le había contestado al momento en
que el ascensor abría sus puertas en el ultimo piso del hotel.
Mientras tanto Alfonso no estaba de otra forma,
no podría parar de pensar en la edad de ella, “¿Por qué le doy tanta
importancia?” era algo que el no entendía, ella era interesante, alegre y
aunque demasiado espontánea para el gusto de el, a el eso era lo que le llama
la atención de parte de ella, esa dualidad que cargaba en su forma de ser, en
mirar, en sonreír.
- ¡Pero que estoy diciendo! – se reprocho al ser
consciente de lo mucho que estaba al pendiente de todas las reacciones de ella.
- Es como mi hermanita, tiene su edad – de
repente miro acusadoramente a su reflejo – no, no es verdad hasta su hermana
era un año mayor que ella, y el 12 – se
decía en tono impersonal, como si fuera su padre como si de repente frente a el
no estuviera su reflejo si no su padre diciéndole, “es una niña” pero hasta él
sabia que su padre le diría “Si es tu felicidad adelante”
- No se para que me preocupo por eso, por que le
doy tantas vueltas, ella mismo lo dijo “Estoy cansada de estar con viejitos”
¿Viejitos? Yo no soy ningún viejito, hasta podría demostrárselo – lo grito
antes de salir a su habitación en busca de Anahí, toco esta vez con más
seguridad y su rostro fue un poco más relajado.
- ¡Que hermosa! – Dijo en el momento que la
puerta de la habitación de Anahí le permitió ver su cuerpo.
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