26 ene 2010

WN: 30 y 18 - Cap81


"Capítulo 81
Mandilón"
 
Verlos abrazados y suponer que eran los mismos amigos de siempre, resultaba bastante fácil desde la posición en que Anny los observaba, la forma en como se sonreían los hombres mientras se palmeaban sus espadas y, además, como aquella mujer recargaba su cuerpo en uno y otro hombre, acariciando los pechos masculinos con sus mejillas de una manera bastante tierna e inocente.

-¿No invitan?- Pregunto Anny fuertemente, para que asi el trió de abajo la lograran escuchar.

Despacio todos se fueron separando para poder mirar hacia arriba y maravillarse con aquella sonrisa burlona que la mujer les brindaba.

-Anny – Dul fue la primera en hablar – vente – le indico, esta se negó rápidamente con un movimiento de cabeza.

-¿Por qué? – Pregunto Ucker mientras abrazaba tímidamente a Dul, aun sin atreverse a ver a los ojos a Poncho mientras realizaba aquel común acto.

-Los pienso librar – su sonrisa se ensancho – de aquí el violinista – le dirigió una mirada picara a Poncho, lo que genero una sonora carcajada en todos menos el aludido.

-¡Oye! – refuto haciéndose el ofendido, Poncho.

-¡Ya, ya! – Lo freno Anny – sube y no me discutas – se rio por lo bajo al notar que Poncho sin decir mas comenzaba a caminar hacia arriba.

-¡vámonos mandilón! – Se burlo Ucker - ¡Que tu vieja te manda! – termino por decir, antes de carcajearse fuertemente de la cara de su amigo.

-¡Tu no digas nada que yo también mando! – refunfuño Dul antes de perder de vista a poncho.

-Si ves todos van a creer que tu me mandas – se quejo al llegar al lado de Anny mientras abrazaba aquella pequeña cintura.

-¿Y no es asi? – lo cuestiono mientras le devolvía el abrazo pasando sus delgados brazos por el cuello masculino, Poncho levanto una ceja en seña de no estar de acuerdo – Ok, ok… no es asi – respondió al acercar sus suaves curvas al consistente cuerpo de él… - Aun – murmuro al final mientras le besaba la oreja lentamente.

-¿Qué dijiste? – Pregunto tembloroso al recibir tal sensual beso y no propiamente en sus labios.

-Nada – paso lentamente su lengua por el borde de la oreja masculina – simplemente algo que aceptaras mas adelante – Dijo al final soltándose del abrazo compartido - ¡Yo mando Herrera que no se te olvide!

-¡Hey, espérame! – le grito cuando noto que Anny se alejaba del lugar donde el aun se quedaba de pie con aun miles de cosquillitas ardientes recorriendo su cuerpo.

-Dime – le respondió mientras seguía caminando de espaldas para asi poder verlo.
-Tienes razón – Le dijo sincero

-¿En que? – lo cuestiono - ¿En que yo mando? – siguió preguntando.

-No – rápidamente respondió – Si – se contradijo en el mismo momento – Bueno, la verdad no me refiero a eso… te estoy diciendo es sobre lo de Dul y Ucker.

-Ves – se dejo tomar la mano cuando Poncho intento entrecruzar sus dedos – una prueba mas de que siempre llevo razón.

-¡Cállate Anny! – le exigió con humor – pero sobre eso… - bajo la mirada apenado.
-¿Qué te pasa? – lo cuestiono al notar el gesto del hombre.

-Discúlpame si te hice creer que me coloque asi por lo de la diferencia de edad y…
-Yo se – le aseguro – es tu hermana…

-Si, pero... – respiro fuertemente, tomando como si el aire fuera su fuente de energía… su impulso para continuar aquello que estaba diciendo, no solo a ella si no a él mismo, a su forma de ser con su hermana… y bueno tal vez previniendo que ella, Anny creyera que él era asi con todas… “UN MACHITO MEXICANO” – creyó él que ella estaría pensando sobre él – ella es una mujer y sé, que no hay mejor hombre para ella que Ucker – “Es verdad” – lo secundo Anny bajo una tímida sonrisa – asi como tu lo eres para mi – le completo Poncho con una sonrisa picara y una mirada extraña que Anny no se atrevió a descifrar…

-¡Poncho…! – se quejo tímidamente… 

-Que bonita te ves sonrojada… - le comento mientras acariciaba suavemente su mejilla de ella – entonces… ¿Estamos bien? – pregunto

-Lo estaremos, solo si me invitas hoy a cenar… - lo condiciono…

-¡Claro, claro! – Respondió emocionado - ¿Es una cita? – Pregunto un tanto nervioso – “CÁLMATE WEY, PARECES UN NIÑO” – se regaño internamente.

-Si, una cita… - la misma emoción la embargo ella.

-Nuestra segunda cita…

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