21 feb 2010

WN: 31 y 19 - Cap17

Capitulo 17
“No lo digas”

Anny estaba impávida, no supo como reaccionar pues estaba segura que Alfonso, lo había escuchado todo; trato de dar un paso hacia atrás, en un intento nuevo por huir, sus pies se detuvieron mientras todo su interior le grito que debía dejar de hacerlo, ¿Qué le podría pasar? Al final ella, solo era alguien que cayo en las garras del hombre que ahora la miraba con dolor, que sus gestos, sus cortos movimientos estaban bañados por una profunda herida, hastiada le volteo la mirada, no podía creer el cinismo de Herrera, ¿Con que derecho se presentaba frente a ella de esa forma? ¿Quería darle lastima? ¿Pretendía que olvidara su propio dolor, por preocuparse en el de él?... su gesto lo expreso, el hastió, el cansío y sobretodo la congoja que sentía bien adentro en su corazón… Deseaba odiarlo, tan si quiera solo quererlo… pero, lo amaba.
-Ahí esta tu Tomas – bisbiseo Dul en su oreja, Anny sintió su aliento, como un corrientaso frio que cruzo todo su cuerpo, sin tregua con intensiones lastimeras, aun asi mantuvo su frente en alto, recordándose que ella no había hecho nada.
Poncho levanto levemente su cabeza, escucho perfectamente el nombre del hombre, se lo atribuyo al “marginal” que lo separo la noche anterior, de la mujer que estaba en este momento frente a él, con sus emociones a flote y sin intensión de encubrirlas, se odio por notar aquel malestar en las facciones de Anny, supo que estaba tan alejado de su meta pero, ¿Lo podían culpar por intentarlo? No, de eso no lo culparían, tal vez podría ser encarcelado por mil cosas mas, por ser el causante de aquello, pero seguiría insistiendo, no quería perderla… la amaba.
-¿Podemos hablar? – Le pidió con ahincó, Dul la empujo un poco hacia a la puerta y sin darse cuenta ya caminaba hacia las escaleras del edificio, tomada de la mano de Poncho, allí estaban aquellas, esas mariposas que revoloteaban de un lado a otro cuando el contacto era presente en ellos, se sentía tan bien estar cerca de él, sentir su olor, percibir el calor de su cuerpo… era una experiencia única, gloriosa.
-No te importarte sentarte acá – Comento tenso, al señalar uno de los escalones de la larga hilera, Anny frunzo el entrecejo, mientras miles de preguntas se generaban en su mente, tal vez habrían terminado y llevaban ciertos días sin verse, pero no por tal ella había cambiado, amaba estar en el suelo, sentirse libre y tranquila y, la pregunta de él, en vez de hacérsele un gesto de total caballerosidad, le resulto una estupidez, sin media palabra ocupo el escalón de abajo, procurando una distancia entre ambos.
-Entonces, ¿Qué te pasa? – Pregunto directa, la tensión que sentía en su cuerpo era presente cada segundo, acrecentaba y formaba nuevas emociones esparcidas por su cuerpo, estaba extrañamente incomoda con la presencia de él, no era enojo o dolor, era algo mas… de repente, el rostro de Herrera se le hizo tan falso, tan lleno de nada que lo odio, si la amaba tanto ¿Por qué no la dejaba ir? Ella necesitaba irse.
-Quiero pedirte disculpas – Comenzó titubeante, Anny casi escupió en su rostro, sus facciones se contrajeron tan rápida y fuertemente, que Poncho no pudo pasar de largo y seguir con el discurso que preparo en su noche de insomnio.
-Si es a eso a lo que viniste, es mejor que pares tu discurso – Lo atajo mordaz – me vas a pedir disculpas, yo te diré que si, pero la cuestión acá es que si te disculpo aquí y ahora… solo seria por quitarte de encima  ¿Lo logras entender? – Quiso saber su opinión, su deseo porque este la comprendiera fue real pero corto, siguió, negada a esperar a que este respondiera – Déjalo asi, Herrera… las cosas si no le das un tiempo, terminaras por dañarlas – murmuro ahora con un tono mas bajo pero letal, su mirada era asesina y el hombre grande y fuerte, se redujo a un pequeño niño asustadizo, ante su letal padre en busca de castigo por alguna inocente travesura – dañarlas mas – termino por decir, complemento con su gesto frio y su mirada libre de brillo, Alfonso sintió que algo se quebró, que aquel puente que aun sentía los unía comenzaba a tambalearse…
Anny se levanto rápido de aquel asiento, pasando con velocidad al lado de Poncho, él fue consciente de cómo se movió de su lado, como sus pies se movieron rápidos uno tras otro, para salir de ahí, para estar mas lejos de él…
-¡Por Dios Alfonso ¿Qué te pasa?! – Exclamo estupefacto a solo un par de metro alejada de él, el hombre levanto la mirada confundido y sorprendido se quedo cuando esta se tiro casi, casi al lado suyo – No puedo verte asi ¿Qué no lo entiendes? – suspiro – necesito que estés bien para yo poder estarlo… - situó su hermoso trasero en el frio suelo, para poder asi acercarse a él – hay cosas que son confusas en mi, - sonrió, recodando – pero no puedo vete mal…
-Yo no puedo estar bien, sabiendo que te perdí – enmarco el rostro de Anny, esta quiso moverse pero el dolor en aquel par de ojos, la dejaron entumecida – Ahora veme a mi… siénteme, estoy aquí… por ti.
-Y yo estoy aquí también por ti – le recordó, si estamos en esta situación fue por ti… - sus ojos nuevamente se llenaron de lagrimas, que le pasaba a la vida, al destino que no la dejaba tranquila, que no era capaz de brindarle un momento de felicidad continua…sus manos se levantaron lentamente para retirar las de él, de su rostro pero al sentir la calidad que aquel par de grandes y velludas manos, le brindaron fue lo suficientemente grande para que las dejara sobre ellas – Vamos a estar bien… ¿Lo sabes? – le aseguro, un poco incrédula de sus propias palabras, pero necesitaba decirlo, para asi escucharlo y convencerse de ello… quería una esperanza de que alguna vez, el recuerdo de esos ojos, de esos labios, de ese todo… iba a ser solo eso, un recuerdo.
 - Lo dices tan convencida – musito con dolor e ira, se creía traicionado pero también incapacitado para quejarse – por él ¿no?... por Tomas – aquella afirmación, sorprendió de sobremanera a Anahi, que confundida lo miro atenta, no entendía que tenia que ver aquel extraño hombre, su “SuperMan” en toda esta historia, en su anhelo por confirmarle a él, al mismo tiempo que a ella, que todo estaría bien… suspiro, mientras retraía todo aquel acercamiento que de repente la calidez de sus, simples manos le habían brindado.
-No hay cabida para tus celos en este momento – espeto segura – Tomas es, un hombre que conocimos anoche…
-Fue el hombre que te separo de mi – le recordó, Anny asintió sin estar segura de que debía decir ante ello, ese era Tomas y por tal era que le estaba tan agradecida – y me imagino que es el causante de que hoy te vea diferente…
-Tomas me alejo de ti, porque tu no me querías dejar… - le recordó con fuerza, Poncho bajo la mirada avergonzado pero eso no paro a Anahi, que de nueva cuenta sentía aquella fuerza que solo un par de minutos antes, le había sugerido a Alfonso que se alejara, que la dejara ser – Solo fue un caballero.
-Como yo no lo fui…- murmuro, Anny no hizo nada por contradecirlo, asintió al mismo tiempo que sus labios se abrían suavemente para secundar lo dicho, creía realmente que Poncho no hacia gala de caballerosidad últimamente.
-Exactamente, como tu no lo fuiste – le aseguro – Y si, tal vez hoy me veas diferente y si, tal vez sea por él – fue sincera su respuesta y fue real la reacción por parte de Poncho, que sin decir “Ahí va” se levanto con ella sujeta por sus brazos, con toda su fuerza y miles de lagrimas cayendo por sus mejillas.
-No me digas eso, por favor… - le pidió azaroso, limpio con sus pulgares el par de solitarias lagrimas que caían por las mejillas de esta, aquellas le dolieron mas a él que las muchas que caían por sus propias mejillas - ¿Qué no me ves… no ves el dolor que siento? ¿No sientes mi arrepentimiento…? – Pregunto, necesitaba que ella comprendiera todo lo que él sentía, pero no estaba preparado para su respuesta.
-¿Tu no me viste aquella noche… no recordaste lo que dijimos sentir? ¿No sientes mi dolor…? – Pregunto, dispuesta a continuar con aquello, sus preguntas le dejaron una realidad amarga, sabia que aquel dolor era mas grande de lo que ella era capaz de reconocer, de pronto porque lo idealizo demasiado… quizás porque en su interior, el fue perfecto, no importaba…
-Yo estoy aquí sin orgullo, pidiéndote una segunda oportunidad – Exclamo contrariado, no sabia ya si era correcto seguir o darse golpes por lo estúpido que fue, ¿Pero que sentido tenia después de lo hecho?... suspiro, recordando su anterior Alfonso, aquel joven/hombre que hacia lo que sentía y dejaba de lado los “¿Cómo seria?” aquellos “Hubieras”, su orgullo le pidió ser ese hombre… pero su alma con mas fuerza, lo llevaba hasta allí, a aquel punto donde seria capaz de caer de rodillas y rogar por un perdón.
-Y yo, estoy aquí con orgullo, diciéndote que no… - suspiro – Esta vez no, tantas veces lo hice sin pensarlo; disculpándote aun antes de que me lo pidieras y… - un sollozo salió por sus labios, dejando seca su garganta – no quisiera sentirlo, pero me arrepiento de haberlo hecho… de pronto, si lo hubiera sabido las cosas no llegarían hasta este punto.
-¡No te arrepientas de nuestro amor…! – Le rogo.

-Ni aunque quisiera, lo haría – concordó con él – es todo tan confuso…
-Piensa en ello – le pidió con ganas, su corazón latió desbocado le demostró lo nervioso que estaba, su cuerpo tembló, sintiendo aquella como su ultima oportunidad por ser escuchado – siente como estoy temblando cerca de ti, y dame otra oportunidad, se que todo lo que sientes, el dolor… el enojo – suspiro, dolido también él por lo que estaba a punto de decir – la decepción… es resiente, pero yo… yo…- Anny levanto ágilmente una de sus manos, justo a tiempo por cubrir los labios de Herrera y silenciarlo.
-No lo digas, por favor no lo digas…
Poncho dio un paso mas hacia a ella, mientras que con sus manos tomaba la cintura de Anny, impidiendo de que esta se alejara, sus piernas se mezclaron, en una sensual caricia de sus extremidades inferiores, leve pero existente… el acercamiento de su cuerpo, logro un rose sutil pero intenso en sus entrepiernas, los dos lo sintieron y aunque debían de disimulo, algo se movió dentro de ellos, temblando se miraron a los ojos – Esta bien, no lo diré – murmuro Poncho, sobre su rostro, cuando el acercamiento no era sutil; su mano bajo un poco mas para acariciar el desnudo muslo de la mujer, su caricia era suave y pausada, creando un delicioso cosquilleo que se transmitía desde las yemas de sus callosos dedos, hacia la piel e interior del cuerpo femenino, su ávida mano comenzó a subir y acompañada por la otra apretaron el delicioso y lleno trasero de Anny, llevándolo hacia asi; acercando sus cuerpo hasta el punto que su mente… que su estabilidad, no distinguiera cual era cual…
Anny arrugo la camisa que vestía Alfonso, al tomarla fuertemente en su intento por sostenerse de algún lado y no dejarse ir, sus rodillas eran endebles al igual que su corazón, el hombre frente a ella era su maldita debilidad y le costaba tanto admitirlo, pero era real… su nariz, sus ojos… sus labios, sus brazos, la adictiva forma en como acariciaba cada una de sus nalgas y además le propinaba disimulados pellizcos, llevándola a mil tanto física como emocionalmente… la estaban, literalmente matando, tentando.
Él fue consciente de la debilidad de Anny y sosteniéndola con mas fuerza sus manos subieron hacia sus caderas, acariciando la piel descubierta y con uno de sus dedos jugando con su delicado ombligo – no, no lo diré… todo lo dirá – murmuro nuevamente para dejar aun mas sorprendida a Anny, que bajo un nada disimulado gemido, se frotó ante el duro cuerpo de Herrera.
-Tengo que decirlo… -bajo su cabeza un poco, para poder asi estar al nivel de Anny, su aliento la quemo… la incendio – Te amo.

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