Capitulo 18
Trust
“Te amo” lo había escuchado bien, aquellas dos palabras dichas con tanta consagración, causaron que Anny enredara sus brazos en el fuerte cuello masculino, para tirar de el y acercarlo mas hacia a ella, suspiro cuando el aliento del hombre se mezclo con el suyo, cuando las manos de Poncho se abrieron completamente para tomar sus nalgas y acercarla a ella y, en su ultimo intento por no perder la cordura… fallo en el intento, ¿Para que luchar contra lo inevitable?.
Sus labios recibieron hambrientos a los de Poncho, fue un beso que pese a la pasión que recorría su cuerpo, estuvo lleno de ternura, iniciando despacio… explorando cada parte que habían desconocido en aquellos casi cinco días, su corazón desbocado bombeo mas sangre hacia cada lugar de su cuerpo, y temblaron juntos, la lengua de Poncho intento darse paso, presionando levemente los labios de Anny, no sin antes delinearlos lentamente en una tierna, pero sobre todo sensual caricia…Anny gimió, al sentir aquella nueva invasora, que debía admitir extraño.
Poncho comenzó a acariciar su espalda, con sus palmas abiertas, detallando cada parte lisa y la curva perfecta que se abría, leve pero intensamente para formar un trasero delicado y a su ver, exquisito y perfecto para sus grandes manos, “Anny” gimió su nombre, en aquel par de segundos donde ambos se detuvieron para tomar un poco de aire y, luego sin tregua enfundarse en aquel esperado beso.
Anny dio el primer mordisco a aquellos labios, imprimiéndole una sensación estoica y memorable, con delicadeza mordisqueo una y otra vez el labio inferior del hombre, como respuesta a su descarada forma de besarlo, al comenzar una guerra sin licencia, entre sus lenguas que se recorrían y exprimían una y mil veces mas, recibió una caricia directa por parte de Poncho, que haciendo presencia con sus largos brazos y delicadas pero fuertes manos, comenzó a acariciarle sus muslos lentamente, Anny se sentía temblar.
Su cuerpo era gelatina, no sabría ella como expresar lo que sentía, su mente y su corazón por fin se unían para gritarle algo, lo amaba… con todo su ser, con cada partícula de su pequeño pero, ahora infinito cuerpo, con todo y nada a la vez, intentar describirlo… seria como tratar de explicar el por qué, el hombre pasa la vida buscando su lugar y en su intensa lucha, se olvida de mirar y decir… “Oh, ahí estas”… su respiración agitada, le respondió a Poncho sus dudas, pero necesitaba escucharlo de la voz de Anny.
-¿Te gusta? – Le pregunto, cuando su mano se aventuraba por debajo de la falda y acariciaba sus muslos llenos y la caliente unión entre ellos, haciendo un camino sin regreso a el sexo de Anny, esta no sabia como responder, se sintió inexperta y virgen bueno, de pronto se sentía asi, porque realmente lo era; una pequeña niña asustadiza, descubriendo como su corazón de repente cambiaba de lugar y latía con fuerza, llenándola de un calor y una húmeda extraña… pero, adictiva.
Anny ladeo su cabeza, para que el nuevo beso que estaba a punto de recibir por parte de aquel par de labios, cayeran en su cuello, que ardía ansioso por ser probado, un gemido estallo sobre sus dientes, impidiendo que saliera en forma de alarido, por la adrenalina que cada terminación nerviosa de su cuerpo, vivía…
Poncho comenzó a juguetear con el elástico de la pequeña braga que cubría la femineidad de la mujer, sus rodillas de esta desistieron aquella lucha por seguir de pie y cayeron al suelo, junto con Poncho que rápidamente se volteo para quedar en el y sostenerla con su cuerpo entero, como en su segundo pero, primer beso… Este no perdió el ritmo y llevando uno de sus curiosos dedos, comenzó a introducirse entre la tela del interior y la humedad femineidad de la mujer, Anny no pudo evitar gritar, pese a su propio intento por morder sus labios.
El dedo índice de Poncho comenzó a acariciar los labios superiores de la mujer, sorprendiéndose por la suavidad y aquella necesidad por ir por mas, no la sentía hace años… cuando era un pequeño pre adolescente y su mano, era la única compañera y posibilidad de conocerse…
Poncho… - se mordió los labios con fuerza antes de decir algo que después se arrepintiera…
-Anny – insistió él… - Dímelo, por favor dímelo…
-Decirlo no basta – exclamo entre gemidos - ¿Qué no lo ves? Lo dice todo de mi, sin palabras
Si, y el lo sentía de esa manera, pero necesitaba escuchar de nuevo ese par de palabras, que cubrían miles de maravillosas promesas y, para él el pase para continuar, para que su dedo que aun permanecía curioso, acariciando la plenitud de la caliente vagina de Anny, esta gemía acompasadamente, cerrando sus piernas con fuerza y encerrando, a aquel experto intruso, que imprimía presión y suavidad en los lugares justos.
-Mas – gimió… cuando la yema del dedo, hizo un movimiento circular sobre su clítoris, algo húmedo y caliente comenzó a bajar por su cuerpo, su cuerpo tembló.
En ese momento, donde el cielo ya no fue el limite, sucedieron dos cosas a la vez, Poncho abrió sus labios y expresando una frase que la dejo caer a la cruda realidad y, al fondo escucho un ronco carraspeo que los hizo saltar a ambos.
-Perdóname y dime que me amas… - fue la frase que hizo que Anny abriera sus ojos nuevamente, encontrándose con la ansiedad que guardaba la mirada de Su hombre… quiso pensar una respuesta exacta y concisa, que no fuera aquel simple “Si, te amo” que casi sale de sus labios y, le prometía placer… pero, aun asi no estaba preparada para darlo y agradeció infinitamente a la persona que carraspeaba al pie de la escalera, donde ellos antes estuvieron sentados… Los dos se levantaron rápidamente, de un salto limpio y claro, al tiempo en que cuadraba sus desajustadas ropas, el calor estaba tatuada en sus rojas mejillas, unida a su agitada respiración… fue la causa de la carcajada del hombre, Ucker.
Anny bajo la mirada solo un momento, demostrando lo realmente apenada que estaba y en menos de un segundo pasaba por la puerta del departamento, sin mirar atrás…Poncho sin embargo y sin pena, dio un par de zancadas hacia Ucker, tomándolo del cuello y mirándolo con real asqueó.
-¡¿Qué les pasa a ti y a Dul que siempre aparecen en los momentos mas oportunos?! – Ironizando pregunto, sus ojos estaban llenos de sangre, por la ira… y por ese dolor en su entrepierna que lo martirizaba.
-¡Que pretendidas, hacerle el amor a la mitad del pasillo! – Espeto confundido Ucker, al notar la ira de su amigo, este aun sostenido por las fuertes manos de Poncho, se comenzó a mover inquieto, tratando de zafarse; Poncho dudoso lo termino por soltar, Ucker se acerco a su amigo y posando una mano sobre su hombro… le pregunto - ¿Te perdono? – Lo interrogo, con una sonrisa.
-No… no me dijo nada – Se escurrió por la pared, hasta quedar devastado en el suelo.
***
Devastada, confundida e… inminentemente excitada cayo al suelo, sus piernas dejaron de caminar cuando la puerta de su habitación, se cerro tras su espalda; no comprendía la razón de haber llegado hasta ese punto, donde su mente estuvo en blanco y solo podía pensar en la mejor forma de tomar un control desconocido y, decirle a Poncho que la amara, con aquella pasión y sentimiento que veía en sus ojos, que sentía en sus caricias.
Se abrazo a sus piernas, cuando nuevas lagrimas rodaron por sus mejillas, su cuerpo aun temblaba recordando las caricias que aquellas manos le habían propinado a su cuerpo, en lugares donde ni ella se atrevió algún lugar a tocar, acariciaba sus rodillas, tratándose de calmar… suspiraba fuerte, tratando de sentir agradecimiento por la interrupción y no, este terrible dolor en su vagina, insatisfecha y hambrienta… en su corazón, deseoso y anhelante… en un momento, mirando al vacio… descubrió lo que hacia que ella no lo perdonara.
-Ábreme Anahi, ábreme – Grito Alfonso, detrás de la puerta, dándole golpes fuertes y secos, asustando completamente a la mujer que se apoyaba, aun cohibida en ella.
-¡No! – susurro Anny, Poncho no podía comprender que aquella estúpida puerta los estuviera separando, quería atravesarla…abrazarla y asi calmarla, mientras intentara convencerla de que la amaba y necesitaba, es mas… tenían que estar juntos.
-¡Anahi, Por favor…ábreme! – Pidió ahora con mas calma, el silencio que recibió por parte de Anny, lo ofusco… - ¡MALDITA SEA ANAHI, ÁBREME ESTA ESTÚPIDA – GOLPEO LA PUERTA CON SU PIERNA – PUERTA – GOLPEO DE NUEVO!
-No, Poncho… no puedo… no quiero ¡Entiéndelo de una buena vez! – Grito también, sin furia… desconcertada, excitada y dolida… temblando se recostó en su cama, mientras dejaba salir aquel mar de lagrimas.
-¡Anahi, yo te amo! – Grito.
-Ya no te creo – Dijo en una voz media, cortada por sollozos…
-No, no Anny… Yo te amo, lo digo de verdad… TE AMO, TE AMO – lo grito una y otra vez, sin miedo… sin pensar… solo en su intento por no abandonarla.
-Son solo palabras…
-¡No digas eso…! Yo te amo – Murmuro, apoyándose contra la puerta aun cerrada y dejando caer todo su peso, en su derrota… - Yo te amo… - repitió, mientras su cabeza golpeaba la puerta…
-PERO YO YA NO CONFIÓ EN TI – Bramo, enojada y triste… inquieta se removió en su cama, mientras su cuerpo se deshacía en aquel conjunto de lagrimas saladas, que llenaban sus labios de un amargo sabor, que no era propiamente de aquellas, si no el sabor que daba tener el corazón partido… su alma perdida, su cuerpo deshecho… su vida finalizada, un aullido de dolor salió por sus labios, acompañando el que Poncho daba tras la puerta…
-Es mejor que te vayas – Murmuro Dul, Anny escucho atenta como lo convencían entre los dos para que este se fuera, casi arrastras lo llevaron a la salida, y aunque Anny quiso correr para detenlo, supo que era lo mejor…
“Tu alma llora por la herida de tu corazón, sientes que no puedes mas, que el hueco en tu corazón es tan profundo que por ahí, todo se va cayendo… cada razón que trata de brindar la razón, al sentimiento deja de ser escuchada y ahí, cada parte de tu cuerpo se une para sufrir la perdida… para anhelar el regreso y, para aquello irónico en la vida… vivir sin él”
-Bueno – Contesto luego de varios intentos de la persona que la llamaba, su tono fue de hastió no quería hablar con nadie.
-Hola Elefantito Rosa, soy yo Tomas – “Tomas”
-Ven por mi…
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