Capitulo 20
"Momentos Prestados"
El reflejo que le brindaba el espejo, era completamente diferente al que estaba acostumbrada, pese a que lo había deseado siempre, siempre hubo días, como esa noche, donde al verse odiaba su situación, se sentía extraña bajo su propia piel y por algunos segundos, se olvidaba de lo mucho que había luchado, esta bien… contradijo su pensamiento, habían luchado por conseguirlo, pero a él no le tocaba sufrir el sobrepeso, el rostro hinchado, sus senos pesados y húmedos… pero, sobre todo el miedo que desde hacia algunos días recorría su ser, al creer que no seria buena madre.
Mai.
Siempre fue una mujer hermosa, su lacia cabellera negra, cayendo por sus hombros, hasta casi llegar a su cintura, fue la envidia de casi todas las mujeres, que de por si la veían con resentimiento, cuando ella pasaba junto con la pequeña Dul, con todo su grupo de amigos… cuando Paula y Antonella llegaron y fueron parte de la foto, las cosas mejoraron pero aun asi, siempre fue la envidia de todos junto con la pequeña Herrera y, ella fue feliz por serlo.
Se regodeo con su escultural cuerpo, tomada de los brazos de uno de sus hombres “amigos”, uno diferente cada noche, solo por el gusto que le daba ver el rostro desencajado de aquellas mujeres, que dudaban de su belleza por su gran nariz… como aquel hombre, el que siempre busco una burla, una broma… un comentario sin lugar, para acercarse a ella, para causar su rabia… sus lagrimas para que asi, al final y sin remedio: Ganar su corazón.
Chris.
Dio un paso dubitativo, para acercarse a su esposa, estaba nervioso y sus manos temblaban como una clara muestra de ello, quería abrazarla, acurrucarla sobre su pecho y ser el hombre, que por ella se había convertido, pero no se atrevía, las ultimas veces que intento hacer el mismo acercamiento, su tranquila mujer lo recibió con un zarpazo de tigresa… con una fiereza incontrolable, y él aunque sabia que era una cuestión de hormonas, no quería incomodarla… la amaba.
Mai se volteo para ver sus ojos, frente a frente y una sonrisa espontanea se tatuó en sus labios, aquel hombre seguía siendo el mismo de hacia tantos años, su cabello de color diferente cada mes, pese a ser de los mejores doctores del país, sus ojos brillantes de una loca adrenalina y, su corazón latiendo al son del suyo, formando un compas que siempre bailaban cuando estaban en los brazos del otro, sudando… jadeantes y enamorados, lo deseo con solo verlo.
Deseo.
Supo que él haría hasta lo posible por rechazarla, de una forma gentil; pero su cuerpo vibro de deseo… de calentura, y algo en ella no guiado por la razón, si no por un corazón caliente se movió rápidamente, para asi agarrarlo con todas sus fuerzas y besarlo; como cada vez que aquellos cuatro labios se unían, bailando aquella coreografía que dictaba su corazón, sus lenguas se encontraron en el lugar justo, y jugaron a reencontrarse con pasión, con aquella que le imprimió Mai en cada acción y con la que Chris, le respondió… incapaz de decirle que no.
¿Por qué como decirle no, a la mujer que amaba y deseaba con aquella ansia loca?
Gimieron los dos, cuando Chris la levanto en brazos y la llevo hasta el borde de la cama, se miraron intensamente antes de que este la situara en la cómoda cama y él, subirse sobre ella de la mejor manera posible, acaricio suavemente su cuerpo, con una de sus manos tomo el seno lleno de “Leche”, mientras que con la otra acariciaba el vientre abultado pero con una desbordante ansia por llegar a aquel punto, húmedo y caliente que deseo desde el primer momento en que la vio desnuda, aquella vez… años atrás y sin intensión.
“Oh, oh” – Exclamo Mai, en medio de un gemido cargado de electricidad, Chris se sorprendió pero aun asi continuo, mientras que con sus palabras le repetía a modo de broma y complicidad marital que era normal…
-No te preocupes Mai – Susurro sobre sus labios, formando caricias simples – De pronto estabas tan excitada, que sin mas tuviste un orgasmo – Le aclaro como si fuera algo sencillo y normal, Mai comenzó a negar con su cabeza, mientras que Chris con su actitud tolerante le repetía que se tranquilizara – Es comprensible, mi amor… tienes al esposo mas hermoso del mundo.
Mai sonrió, con burla y amor, mientras tomaba la barbilla de su esposo y la acercaba hacia su propio rostro.
-Se que tengo el esposo mas hermoso, pero lo que acabas de sentir… - se rio – no fue un orgasmo, acabo de romper fuente – El gesto de despreocupante relajación, confundió aun mas a Chris, que luego de algunos segundos salto de arriba de Mai, dando pequeños gritos de histeria, Mai se sentó en la cama un poco confundida mientras observaba a su loco esposo… recordando porque lo amaba tanto, era expresivo… espontaneo, pero sobre todo, histérico.
-Relájate – le estiro la mano, Chris la tomo y se dejo tirar por ella, hasta sentarse junto a su lado – Respira profundo, inhala exhala… - Repetía, mientras colocaba su mano sobre el pecho masculino y le indicaba que hacer, Chris aun confundido hacia todo lo que ella le indicaba – Todo va a estar bien, solo ve por el bolso que tenemos preparado y yo iré encendiendo el coche – se levanto, mientras situaba una de sus manos en la espalda para poder asi tomar fuerza y no hacer algún gesto de dolor, que alterara mas a Chris, este se puso de pie junto con ella y antes de salir de la habitación.
-Vamos a ser padres – Se dijeron los dos al tiempo, cuando sus cuerpos se volvían a unir, en un abrazo único y sus labios, en un corto beso se expresaban amor, las lágrimas también fueron testigos del temblor de ambos cuerpos, por fin luego de tanta espera lo iban a ser.
-Chris – Expreso ya a punto de salir hacia el coche, no se te olvide llamar a los demás…
***
El ambiente de la habitación, todavía era caliente, sus respiración agitadas era una clara muestra de lo que acababa de ocurrir, Ucker rodo sobre su cuerpo para volverse acercar a Dul y abrazarla, esta se dejo hacer al tiempo que cruzaba sus dedos con los de él, era un gesto lindo pero que demostraba la posesión que ella siempre quería mostrar ante su hombre, como tantas veces lo quiso hacer pero las circunstancias se lo impidieron.
Ucker.
El hombre sonreía satisfecho, su corazón latía rápidamente mientras su mente evocaba cada una de las imágenes del momento que acababa de vivir, la forma en como se conecto con aquel par de ojos cafés, profundos y adictivos, definitivamente siempre fue aquello lo que lo enamoro de la pequeña mujer, que siendo una niña se situó en su corazón, la estrujo sobre su costado, mientras enroscaba uno de sus dedos en alguno de sus tantos cabellos rebeldes.
Ella sonrió, con sus leves caricias a los costados de su cuerpo, y el no pudo evitar sonreír junto a ella, era tan maravilloso, cuando al tenerla entre sus brazos podía conectarse con la niña inocente y un poco vergonzosa, cuando la entrega había terminado, sabiendo que minutos antes, cuando se acariciaban de una forma tan intima era toda una, amante leona.
Dul.
Le gustaba pegar su oído al pecho del hombre, para asi escuchar los latidos de su corazón, estar segura de que ellos estaban tan desbocados como los propios, y cuando estaba segura de que sus corazones, sus fuentes de vida, realmente se amaban con la misma pasión, se quedaba allí para dormir… para sentir la calma, que solo la calidez del hombre le brindaba, suspiro abiertamente.
-¿Pasa algo? – Cuestiono confundido, al sentir la repentina tensión del cuerpo de su novia, esta levanto el rostro para verlo a ojos y, saber de nueva cuenta que tenían que la hacían, perder el aliento cada repetida vez, no encontró razón… no habría porque encontrarla.
-Te amo ¿Lo sabias? – Le aseguro infantil, ambos sonrieron antes de besarse con ternura, Dul pedía pasión y Ucker entregaba ternura, eran en esos momentos donde ambos sabían que ninguno creía que aquello estuviera sucediendo, cuando las caricias del otro iban a diferente tonalidad, cuando las exigencias del que besaban buscaban otras respuestas.
Dul, era la pequeña niña enamorada del mejor amigo de su hermano Mayor, creció tratando de ser lo suficiente madura y mujer, para ser digna de él.
Ucker, fue el hombre galán que jugaba con la pequeña Hermanita de todos, y que sin saberlo comenzó a verla como su niña, quería darle la ternura suficiente para que esta no se perdiera la perfección del primer amor a su edad.
Tontamente enamorados.
Despacio, luego de verse a los ojos y dilucidar sin palabras, que camino tomarían, el beso fue diferente… abierto pero tranquilo, solo lo hacían por que sus labios eran independientes y se necesitaban, desnudos y aun sudorosos, sus cuerpos comenzaron a frotarse, siguiendo la canción de uno de los CD. Que habían colocado de fondo, antes de comenzar el festín anterior…
Rieron sorprendidos, al escuchar el timbre del celular de los dos al tiempo… se sintieron tal y como Poncho y Anny, que aunque inconscientes, siempre los interrumpían.
-Bueno – Respondieron ambos, sin saber que se dirigían a la misma persona.
-Mai – Grito Chris al otro lado del teléfono – Mai, esta teniendo el bebe – Continuo con sus gritos, contagiando la ansia de su ser a sus amigos – Avisen – Fue la ultima palabra del hombre, que ni tiempo les dio para responder, Dul y Ucker se voltearon a ver, aun confundidos pero dispuestos a actuar.
Solo fueron segundos cuando cada uno llamaba a sus amigos.
***
Al estar entre sus brazos, la recorría una sensación de perfecta angustia, no era desagradable y hasta podría jurar, que si se quedaba en silencio y completamente quietecita, lograría acostumbrarse a aquel par de abrazos que la apretaban con fuerza y le daban esa seguridad que con urgencia proclamaba… al separarse y ver el rostro brillante de Tomas, deseo conocerlo, haberlo conocido un año antes, quiso imaginarse que el hombre con el que tuvo aquel infructuoso primer encuentro fue él y no Herrera.
Lo deseo con todas sus fuerzas, al tiempo que cerraba sus ojos y se repetía ridículamente, que si lo hacia, cuando abriera de nuevo sus ojos, todo seria tal y como ella lo deseaba, cuando los abrió… se encontró con los labios medio abiertos de él y el ansia tatuada en su mirada, quería besarla.
Ella dio un paso hacia él, consciente de que cometía un error, pero lo quiso con la misma fuerza desbordante, con la que quería olvidar a Poncho, respiro profundo sobre sus labios y el aliento de él, la embriago… transportándola al lugar que deseaba, Poncho y ella solos… si, se estaba engañando.
-Contesta – Le repitió por segunda vez, Tomas al zarandearla de un lado a otro, Anny desconcertada abrió los ojos y fue consciente de la constante musiquita de fondo, su celular…
-Anny – Escucho la voz de Dul.
-Speaking – Respondió con emoción.
-¿Dónde estas? – Quiso saber, al notar en la emoción que Anny transmitía algo que le desagrado.
-No importa…- Contesto prevenida, odiaba la actitud que debía tomar frente a su amiga, pero sabía que si no… la perdería al final, pues estaba segura que esta elegiría a Poncho ante ella.
-Como quieras – Mordaz fue su respuesta – Solo te aviso, Mai esta teniendo el bebe y…
-Yo llegare allá – Exclamo rápido antes de colgar, no quería escuchar mas, porque sabia tendría que dar explicaciones, bueno… por eso y por las extrañas corrientes que la cruzaron.
Estuvo realmente feliz, una gran calidez cubrió su corazón, al saber que por fin Mai y Chris serian padres, que técnicamente ella seria tía y su familia seria mas grande, pudo imaginarse completamente la foto que tomarían de aquella familia extraña que ella había creado, y la amo… la adoro, con intensidad pese a que en ese mismo instante, la persona por la que prácticamente había logrado tanto, no estaba a su lado.
Poncho.
Volteo a ver a Tomas, al mismo tiempo que con dolor reconocía aquella contraria sensación, tenia miedo de enfrentarlo, de ver sus ojos nuevamente y ser consciente del dolor que el sentiría, tuvo pavor de su debilidad ante él y la herida que esto les causaría a ambos, si ella no la controlaba, sabia perfectamente que con solo verlo, volvería a caer, lo abrazo con fuerza, al hombre que estaba frente a ella y supo que lo necesitaba para enfrentar lo que vendría, por su propio miedo y, mas aun al recordar aquel consejo que Pedro le había dado.
Celos.
-¡Por favor, por favor! – Repitió con preocupación, este la miro confundido sin comprender absolutamente nada – Acompáñame…
-¿Dónde?
-Mai, mai esta teniendo el bebe y yo tengo que estar ahí – Comenzó a decir rápidamente – Yo iría sola, te lo juro que lo haría… - suspiro – pero no me siento capaz, se que él no me hará nada, pero…
-Shhh – Le dijo, al posar uno de sus dedos sobre los labios aun abiertos de Anny – Iré contigo, por mi no hay problema – Anny sonrió, feliz se lanzo a sus brazos y lo apretaba con emoción, supo que el cariño que el le estampó en aquel contacto fue distinto, a la razón por la que ella lo había abrazado con tanta emoción, pero aun asi lo acepto… supo que era mejor, si realmente pretendía que Poncho muriera de celos a causa de él.
Anny miraba por la ventanilla del auto, la ciudad estaba iluminada por constantes luces artificiales, definitivamente no tenían la misma belleza, que ella había apreciado desde arriba, pero se sintió feliz de estar ahí, era su lugar, ya era su ciudad y, pese a que sabia que al voltear a ver al hombre que conducía no encontraría al mismo hombre, de crespos negros y revueltos; estuvo segura… de que no podría marcharse, por él, por ellos… por aquel extraño, pero sobre todo por ella misma.
México.
Hospital de la Mujer, estaba escrito en la parte de arriba del edificio blanco, con color rosa; era el mejor hospital de maternidad y por tal, allí nacería el hijo Chávez Perroni, Anny no quiso esperar hasta que Tomas fuera al parqueadero y en la entrada del hospital comenzó a correr, al encuentro de sus amigos… quería verla por ultima vez y darle todas sus fuerzas, sabría que las necesitaba.
-Anny – Exclamo Poncho, al verla entrar corriendo en el lugar… - Anny, respira – Se burlo sin humor, mientras apretaba sus hombros, sosteniéndola gentilmente para que esta respirara, Anny sonrió cuando ya se encontró en condiciones de hablar, Poncho le devolvió la sonrisa, sin ánimos de retirar sus manos.
-¿Ya nació? – Pregunto emocionada, mientras sin pensarlo… casi por rutina, le guiño el ojo a Poncho; el momento los hizo olvidar, como una manta “Rosada” que los calmaba.
Sutil.
-No, acaba de entrar y me alegra tanto volver a verte… -Se acercaron al tiempo, sonriendo… enamorados, ¿Asi seria siempre? No lo sabrían, pero hasta el momento en que no descubrieran la formula perfecta, para controlarse… vivirían esos encuentros prestados.
-Casi que no encuentro lugar
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