17 mar 2010

WN: 31 y 19 - Cap29


Capitulo 29
 "Suave Dureza"

Anochecía nuevamente afuera de la ventana, la oscuridad se hacia presente y se empeñaba por estar acompañada por aquellos pequeños puntos de luz, Poncho adoraba la noche, por todas las cosas que sin saberlo le brindo, pero al tenerla allí, al lado… la noche se le hacia tan oscura y apagada, cuando su propia vista era un campo de brillo, que nunca expreso.
Volvió a suspirar, antes de dar media vuelta sobre su propio cuerpo y observarla, tomar un mechón de aquella maraña de pelo suelto, que estaba extendido por toda la almohada; desviaba a cada instante su mirada, tratando de controlar sus propias ganas por observar el cuerpo desnudo de Anahi, era perfecto… la suavidad y brillantez que eran propios de ella, las probo, las acaricio y fueron de él, solo de él…
-Deja de pensar – Murmuro Anny, aun con sus parpados cerrados y su respiración pausada, demostrando lo adormilado de su cuerpo, Poncho sonrió en ese mismo momento que Anny lo hacia… demostrando lo de siempre, aquella conexión que existía en pensamiento, en sonrisas… en toda una vida.
-Algunas veces me asustas – Respondió Poncho, con su voz ronca y seca, por observar el cuerpo de la mujer que poco a poco se daba vuelta para estar frente a él - ¿Cómo le haces? – Quiso saber, Anny enarco una ceja confundida, no entendía bien aquella pregunta - ¿Cómo haces para saber lo que hago, en el momento exacto que lo hago? – Anny rio, tan abierta y claramente que algo se movió dentro de Poncho, la tenia frente a él, no era una ilusión ya de eso se había dado cuenta, después de algunos pellizcos que le propino a sus brazos… estaba ahí.
-Mmmm – Comenzó a pensar Anny, respiro fuerte – Realmente no lo se, - le sonrió – Solo algo dentro de mi me lo dice, yo lo escucho y cuando abro mis ojos, siempre es verdad… hay una conexión, ambos lo sabíamos – Le recordó, repitiendo las palabras exactas que él acababa de memorar.
-Amo cuando hablas asi– Susurro sobre sus labios, enmarcando su rostro, acercando sus cuerpos… ambos sonrieron, nuevamente… cuando aquellas palabras, volvía a escaparse del momento, dejaban de ser aliados y comenzaban a faltar – Cuando me ayudas, en el momento justo que quiero decirte todo y, no hay palabras.
-A mi también me pasa – Comenzó siendo sincera, con una sonrisa tímida… suspirando – Hay momentos donde las palabras se van – Hizo un pequeño mohín con sus labios, antes de curvarlos en una sonrisa extrañamente tentadora y sexual – Lo bueno – continuo, mientras con su cuerpo desnudo y sin inhibiciones, comenzó a subirse al cuerpo de Poncho – Es que ahora conozco nuevas formas de expresar lo que siento… - Termino por decir despacio, susurrando la oreja del hombre… besando el caminillo de allí hacia su labios, sin retorno.
Silenciando las quejas del hombre, que pese a desearlo de la misma forma que ella, pretendía detenerla...
-Espera – Le pedía agitado, después de un largo beso que compartieron – Puedes estar lastimada – Le recordó, mientras acariciaba sus muslos suavemente, Anny se sonrojo consciente a lo que se refería el hombre, no quería admitirlo… - suspiro… - Ves, estas lastimada – Le aseguro Alfonso, creyendo que aquel suspiro era de dolor y no de aquel profundo placer que le propinaba la inocente caricia que le daba el hombre, no por aquel calor que pasaba de las palmas del hombre hasta su húmeda y caliente vagina.
-Poncho – Comenzó a decir y a actuar, besando entre cada palabra, el pecho masculino aun sudoroso… aun agitado, aun latiendo por ella – Poncho, Poncho – repetía – Yo, suspiro por placer no… no por dolor – Le aseguro, mirando sus ojos, penetrando sus miradas, susurrando cada palabra con aquel aliento caliente y húmedo, llenándolo por dentro.
Por un instante, Anny quiso observarlo, volverlo a tatuar en su retentiva… era asi, aquel pecho era el mismo y tan nuevo, lo era al sentirlo suyo, al creer de verdad, de corazón que cada centímetro le pertenecían a sus labios y a sus manos temblorosas que no paraban de acariciarlo… bajaba su mano, pasando por los músculos duros de su bajo vientre y luego tomando suavemente la erección patente en el miembro del hombre.
Lo amaba como nunca amo a nadie, pero eso ya lo sabia… lo deseaba como nunca deseo a nadie y aquello apenas comenzaba a saberlo,  a reconocerlo; en el preciso instante donde decía tomar las riendas de aquel encuentro apasionado y caliente, sonrió casi riéndose fuertemente… absorta por la mirada perdida de Alfonso, embobada por la forma en que él se mordía el labio inferior, conteniendo los gritos que ella misma sabia que expresaría su cuerpo si él lo permitiera…
Se bajo de nuevo del cuerpo al hombre, observándolo por enésima vez en aquellos minutos, tomo nuevamente el miembro, dirigiéndolo a aquel lugar que aun no lo conocía… sus labios, su boca.
Poncho contuvo el aliento, en el momento justo que sintió que los labios húmedos de Anny tomaban su caliente cabeza, besándolo levemente empezó a saborearlo, a reconocer su olor limpio y extrañamente enviciado, sus movimientos eran pausados, renuente a cometer algún error si, era la primera vez que lo hacia, pero tomando valor de no sabia donde veía la expresión de Alfonso, cubierta de placer y morbo, aquello incentivo mas aun los movimientos de Anny.
Poncho insistía en contener su aire, sintiendo aquel movimiento circular que ella comenzó a hacerle con su lengua, recorriéndolo de la cabeza hasta el final del tronco, delineándolo pero sobre todo tentándolo, cuando sus labios comenzaron a hacer presión a cada milímetro de la sedosa pero dura carne, Poncho no pudo mas… gritaba, gemía… rendido de placer.
Anny, temblaba reconocía sus propios espasmos, que aun sin ser acariciada podría asegurar que en cualquier momento, volvería a llegar al orgasmo, podría volver a sentir aquella quemante húmeda, que parecía su propia marca de droga que extasiaba cada parte de su cuerpo.
Poncho temió por su propia debilidad, al tiempo en que Anny succionaba con fuerza, con sus labios sobre su sensible cabeza, él emitió un gemido.
Herrera gimió su nombre, cuando la acariciaba suavemente…
-Calma amor, calma… - Repetía suavemente sobre sus labios – Calma y cálmame un poco – Le pedía con ahincó.
-Poncho – Rogo, berrinchuda y deseosa.
-No – Aseguro firme, el movimiento pausado de su cabeza secundaba sus palabras – No, - repetía – Tienes que descansar, por ti y por ella – continuo con su voz ronca, mientras acariciaba la húmeda vagina de Anahi – Ayer apenas perdiste tu virginidad y debo cuidarte, te voy a cuidar – le aseguro, besándola de nuevo, con tanta calma.
-Gracias por dejarme compartir estos momentos contigo – Susurro sobre sus labios, antes de besarla nuevamente, Anny abrió los ojos, dejándose llevar… o, mas bien llevada ya por la fuerza de su corazón, o la debilidad de su razón.

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