17 mar 2010

WN: 31 y 19 - Cap30


Capitulo 30
"Y él, miraba a la nada, enfrentando su irreal realidad"

El tiempo transcurrió lentamente, las cosas se habían suscitado una tras otras sin tregua, sin descanso…y, aunque técnicamente sus cuerpos y sus almas, estaban completamente rendidas, existía algo mas fuerte que los movía, que hacia cada paso uno menos, para el encuentro que nuevamente dos de ellos formaba para dar una gran noticia.
-¿Por qué no me dices ya? – La cuestiono Mai, Dul sonrió comprendiendo la ansiedad que su amiga debía de sentir, era la quincuagésima vez que le preguntaba lo mismo, era la misma cantidad de veces que ella misma sonreía y permitía que el movimiento negativo de su cabeza, se hiciera presente – Por favor, por favor – Continuo con lo mismo; la noche era fría pero ambas caminaban sin darse cuenta de aquello, sus vidas y la realidad que les daba la consolidación de sus sueños, era lo suficientemente cálido para poder sentirse… no bien, si no que perfectas.
Bueno, eso y el hecho de que solo un par de metros estaban ellos, los hombres que las amaban y ellas amaban con pasión; sosteniendo quizás la misma conversación que ellas.
-Deja de insistir, apenas lleguemos les contaremos – Le aseguro Dul, segundos antes de borrar su sonrisa – Bueno, tenemos que encontrar a Poncho, pero luego de eso les contaremos – Aseguro nuevamente, Mai encogió sus hombros realmente indignada, quería confirmar lo que según “Su sexto sentido” le gritaba.
-Como quieras – Respondió infantil, antes de sacar su lengua y agilizar su paso para acercarse a su esposo, y enredarse en sus brazos, las parejas volvían a ser las mismas, esperando solo segundos para hablar y para escuchar.
-Es muy raro que Anny no conteste tampoco ¿No creen? – Cuestiono Chris al aire, todos lo voltearon a ver, uno mas preocupado que el anterior, Dul trato de sonreír, dejando atrás la imagen creada por la realidad que presencio la ultima vez que había visto a Anny, segundos antes de que esta saliera con Tomas, dispuesta a darle un giro a su vida.
Un giro, exacto como lo había dado la llave antes de abrir la puerta, mostrando una realidad… irreal.
Entraron en silencio, incrédulos por lo que veían, o mas bien sorprendidos al verlo ahí, dejando de lado la preocupación sentida por su amigo, notaron la sonrisa perfecta que estaba tatuada en sus gestos pero, sobre todo la desnudez de su cuerpo…
-¿Qué haces de esa forma en la cocina de mi departamento? – Cuestiono entre enfadada y sorprendida, Dul… Poncho levanto rápidamente la vista, centrándose en ninguno, sintiéndose realmente apenado por ser descubierto en aquella forma, una sonrisa traviesa y tierna se curvo en sus labios, los hombres rieron estruendosamente, mientras que ellas, siendo un poco mas conscientes de la realidad, dieron media vuelta, indicándole con ello a Poncho, que debía cubrirse.
-¿Qué hacen ustedes aquí? – Devolvió la pregunta Poncho, todos rieron al mismo tiempo, enfadando un poco al hombre, que no encontraba aun la mejor forma para cubrir su cuerpo.
-Te olvidas que aquí vivo yo – “Aquí vive mi novia, mi amiga… mi casi hermana” respuestas como aquellas, formándose casi como los mejores argumentos que encontraron sus amigos, fueron expuestos rápidamente ante él, Mai miro por el pasillo que los llevaba a las habitaciones, haciendo caer en cuenta, que en aquella ecuación faltaba un factor importante… Anny.
Rápidamente e impedido por los hombres, Poncho vio como Dulce corría hacia allí, con una sonrisa irónica en su rostro…
La puerta se abrió.

***

“Ya voy Poncho” – Murmuro roncamente Anny, en el baño; Dulce no pudo evitar sonreír ampliamente mientras se repetía lentamente, que debía guardar silencio… era lo mejor, al final lo disfrutaría mucho, mucho mas.
“¿Qué cocinaste?” – Pregunto segundos después la misma mujer, tentando aun mas a Dul, que guardaba silencio pacientemente, emocionada escuchando las palabras de su amiga – “Espero que después de comer, si me cumplas… Poncho” – Termino por decir, con aquella voz ronca y pausada que demostraba la excitación que sentía; Dul no pudo evitar que una pequeña carcajada saliera de sus labios… “Poncho” – Dijo nuevamente, confundida por no recibir respuesta, al final termino por salir.
-Soy Herrera, pero no Poncho – Comento Dul, sonriente, sorprendida pero sobre todo, divertida; el gesto de sorprendida vergüenza que tatuaba el rostro de Anny, era digno de una fotografía, o al menos aquello pensó con seguridad Dul, mientras se reía de su amiga, de la forma que trataba de tapar su cuerpo con aquella pequeña toalla que la cubría.
-¿Qué haces aquí? – La cuestiono, con su voz trémula, una ceja de Dul se curvo irónica, mientras una pequeña carcajada sarcástica aumento la ansiedad de la mujer casi desnuda.
-Conectados hasta en preguntas – Fue su escueta respuesta, Anny cubrió rápidamente su boca abierta, evitando que la expresión de asombro saliera, guardaba la esperanza de que aquello no ocurriera.
-¿Lo viste? – Cuestiono tontamente, Dul salto para estar cerca de ella “Mas de lo que hubiera querido” murmuro bajo, mostrando en sus facciones el asco y asombro que aun guardaban por haber visto a su hermano, a su sangre… en completa desnudez.
-¡Perdón, perdón! - Repitió rápidamente, una y otra vez, realmente avergonzada... Dul comenzó a reírse fuertemente, y aunque realmente esperaba que su sonrojo aumentara un poco mas, aquello termino por relajarla, su amiga se reía divertida, realmente feliz… no burlona o un poco enojada, como pensó al principio que seria su reacción, Anny.
-Relájate Anny – Comenzó Dul, luego de unos segundos donde ella continuo riéndose, y Anny siguió observándola, volviéndose a acostumbrar a sus reacciones limpias y espontaneas, llenas de una felicidad realmente contagiante – No sabes como me alegro de que hayas decidido bien – Continuo hablando, mientras avanzaba rápidamente hacia ella y la abrazaba, sorprendiéndola y rompiéndola, quebrantando todo por dentro… - ¡Somos cuñadas, otra vez! – Termino por decir, mientras aun abrazada de Anny, comenzaba a saltar, pequeños y cortos saltitos que demostraban el regocijo sentido.
-No Dul, no somos cuñadas otra vez – Decidió ser sincera, terminando aquel abrazo, separando lentamente a Dul… la confusión fue palpable en sus reacciones, Anny bajo la mirada realmente apenada por su actitud, por lo acontecido… acordándose de nuevo, de todas las cosas que vivió y ahora volvería a vivir, por sus propias estúpidas
-Tu tranquila – Respondió ella, manteniendo aquella genuina sonrisa – Yo ahora arreglo aquello, - Continuo hablando mientras con sus manos, hacia un conocido movimiento, imitando a un hombre que se arregla su camisa, dispuesto a pelear – Mi hermano no va a estar acostándose con la mujer que ama, sin pedirte de nuevo que sea tu novia – Termino por decir, con ya la puerta abierta, ansiosa esperaba Anny la forma perfecta para detenerla.
-Soy novia de Tomas – Fueron solo cuatro palabras, quince estúpidas letras que le recordaron a ella misma, su realidad… movieron los recuerdos y le mostraron las horas anteriores, como todo había iniciado y demostrándole su inminente final… era novia de Tomas.

***
 
-¿Cómo que novia de Tomas? – Lo cuestionaba fuertemente Mai, los hombres decidieron guardar silencio, tal vez porque las mismas palabras resultaron ser la expresión de la mujer entre ellos, Poncho bajo la mirada, apenado por la decepción que notaba en las facciones de sus amigos… ¿Cómo explicarles?
-Poncho, responde… - Le exigió Mai, con aquel tono tan suyo, que lo había obligado a lo largo de los años, a ser sincero, a decir simplemente la verdad ante ella, tenia esa mirada compasiva pero retadora que él solo le había visto a su madre – Dime, ¡Porque fregado hiciste eso! ¿Acaso no la amas? – Lo cuestiono nuevamente, haciéndolo pensar; entrando en su mente aquella idea absurda.
“Debi respetarla, es de otro… pero la necesitaba, la deseaba; la amo”
-Porque la amo paso lo que paso, no fue algo malo… - Comenzó a decir, mirando de vez en cuando los ojos de la mujer, que aun intentaba que el hombre fuera hombre y la mirara atento, los demás aun mantenían su mirada fija al suelo, rehusándose a ser participes de ello – Nos amamos Mai, nos amamos.
-Esta bien – Decidió concederle, Poncho sonrió creyéndose ganador – Entonces, la cuestión acá es solo una… ¡Tu no te amas! – Sentencio fuertemente, cruzándose los brazos por el pecho lo miro con fiereza, estaba ante todo indignada por la actitud de su amigo, de su hermano… no entendía porque el amor que sentía por aquella mujer, lo había arrinconado a ser el otro, a ser lo que tantas mujeres en su cama lo fueron; suavizo sus facciones al recordar aquello que alguna vez ella misma le dijo.
“No dañes el corazón de alguna mujer, porque alguna vez vendrá una y te hará lo mismo, allí vivirás las consecuencias”
Fue algo trillado, que aunque en ese momento sintió que debía decirlo, siempre pensó que su amigo no llegaría a vivirlo, los años que pasaron luego de ello se lo demostraron una y otra vez, hasta que llego Anny y confundió todo, formando aquel gran amor que vivieron todos, a eso… donde su amigo, no era mas que un tonto enamorado.
-Mai – Trato de apaciguar el fulgor que bullía en la mirada de su esposa, Chris poso una de sus manos en las rodillas descubiertas de la mujer – Tranquila… no es momento de decirle todas esas cosas a Poncho.
-Tienes razón – Concedió Mai, acercándose nuevamente a Poncho, sin levantarse del asiento que ocupo desde el principio, entre los Chris – Tu la amas y ella te ama, pero… ¿Cuándo la vas a dejar ir?

***

-¿Dejarlo ir, dejarlo ir? – Repitió la petición que Dul le murmuro al final de verla con un poco de enojo y tristeza; estaba realmente sorprendida, espero todo… que le gritara, que le reclamara algo, que le repitiera lo tonta que había sido, que le insistiera hasta convencerla que dejara a Tomas… pero no a Poncho.
-Si Anny, no se hagan mas daño – Le pidió sincera, tragando fuerte… tratando de ser lo que antes debió ser – sonara muy egoísta de mi parte, yo lo se… pero nos hace daño a todos, yo a ambos los quiero con todo mi corazón, los conozco de una manera increíble y por eso se y puedo asegurar que se aman, que para ambos son ese amor de toda la vida, porque los conozco y yo misma estoy viviendo eso… es que te lo digo…
-Dulce yo – Trato de decir algo.
-No, espérame… si amas a mi hermano y crees tener la fuerza de dejar a Tomas, por favor hazlo, pero hazlo pronto y deja de ser también tu, la que abre mas esa grieta que hay entre ustedes dos; pero si aun amándolo, sigues creyendo que lo mejor fue decirle a Tomas que si, déjalo ir… déjate llevar, respétalo… respétate, pero sobre todo respeta a Tomas – le dijo con tal sinceridad, que  Anny no supo que decir, se olvido de sus palabras y de la forma en que debía de comportarse, dejando de lado la coraza que suponía debía vestir de nueva cuenta, observo como su amiga se volvía a dirigir hacia la puerta… - Te necesito en cinco minutos en la sala, venimos a decirles algo… estamos todos – Termino diciendo antes de cerrar la puerta y dejarla sola, nuevamente sola.
Observo todo a su alrededor, el ambiente estaba aun cargado por aquel extraño magnetismo y sensualidad que se impregno en el instante mismo que ambos entraron a la habitación, en su única búsqueda por saciar aquel sentimiento ya irrefrenable; levanto la camisa de Poncho, la misma que cayo casi dos noches atrás, la misma con la que ella se había vestido unas horas atrás cuando ambos se levantaron dispuestos a cocinar y terminaron haciendo el amor junto al mesón de la cocina… cuando, debía parar.
-Acá estoy – Murmuro despacio al llegar a la sala, observo a todos a Dul que la recibió con una sonrisa comprensiva, a Ucker y Chris que solo le sonrieron como siempre, a Mai que medio la miro, concentrada en la reacción del hombre y, a él, al único hombre que aun queriéndolo no podía estar, detallo los asientos y supo que no existía aun aquella ultima vez, con calma se dirigió al lado de Poncho.
-Bueno – Comenzó Dul, deteniendo cualquier comentario por parte de alguno, no quería dañar el momento que esperaba fuera solo de ella – Ucker y yo… - Se sonrieron ambos, como aquella tarde donde estuvieron en la misma situación, ante mas gente pero con la misma emoción que les daba el poder compartir lo que sentían… - Ucker y yo…
Nos vamos a casar.
Los demás lo escucharon por boca de ambos, lo habían dicho a la vez, nerviosos y titubeantes; la reacción fue ecuánime, la emoción era abrumante para cualquiera… aun para aquellos que se sentían tan lejanos a esa realidad, que ellos vivían.
Abrazados, sonrientes y con lagrimas, comenzaron a conversar a realizar planes que esperaban cumplir todos juntos, lo primero que se planteo fue tan natural como esperado “Como será mi vestido” – murmuro Mai, sonriente y generando pequeñas carcajadas en los hombres – “Tenemos que ver como serán los vestidos de las damas de honor” – continuo diciendo – “Las combinaciones, será temática o no” – Termino por decir, recordándole a lo que fueron testigos, del momento en que ella fue la novia y tuvo que planear la boda, acercándolos a casi todos un poco mas a pedir cita al Manicomomio.
-Es verdad como serán nuestros vestidos – Secundo Anny, siendo interrumpida por el citofono, que rápidamente agarro Dul.
Todos guardaron silencio.
-Si, Ok… yo le digo que baje – Aseguro Dul, con una seriedad desconcertante… - Es para ti Anny, Tomas – Murmuro despacio, sopesando las reacciones.
Ellos la miraron a ella.
Ella lo miraba a él.
Y él, miraba a la nada, enfrentando su irreal realidad.

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